Un clásico musical todavía vivo

Por primera vez se presenta en Madrid la versión teatral de West Side Story, interpretada por una compañía de Nueva York. Este es el primer acierto que me gustaría destacar, pues es un espectáculo esencialmente americano y toda la coreografía está basada en la expresión natural y en los ritmos de este pueblo.Jerome Robbins es la única personalidad de la danza americana capaz de asumir el complejo y difícil papel de director y coreógrafo. En esta ya clásica comedia musical no encontramos, como ocurre en tantas obras de este género, disociación entre la acción teatral y las interpretaciones musicales y bailadas, sino que la unidad de toda la obra está magníficamente potenciada a través de la danza.

Como coreógrafo, Robbins elabora sus obras minuciosamente, consiguiendo, sin embargo, que el espectador las vea como espontáneas; en análisis de movimiento encontramos trazos de danza clásica, moderna, española y oriental, muy bien interpretado por el conjunto de intérpretes / bailarines.

María -Diana M. Corto- convierte las canciones de Bernstein en arias de ópera italiana; posee una voz espléndida, aunque a veces pierde ese ritmo natural y moderno que conduce toda la obra.

Otra intérprete, Pamela Khoury, en cambio, es la que nos hace ver de forma más clara América a través de su expresión de movimiento y ritmo. El difícil papel de Tony, otro de los protagonistas de la comedia musical, está bien resuelto.

Frescura original

En resumen, los amantes de la comedia musical no deben dejar de ir a este espectáculo, que, con las cursilerías que le son propias, conserva su frescura original; quienes acudan pensando en la famosa película West Side Story, que en España se presentó con el subtítulo de Amor sin barreras, dirigida por Robert Wise, y con una coreografía creada por Jerome Robbins, echarán en falta los recursos cinematográficos que tanta espectacularidad daban a esta obra.Unos y otros gozarán de la magnífica música del compositor Leonhard Bernstein, siempre viva.