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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Hacia un plan nacional de energía solar

El polémico Plan Energético Nacional (PEN) para 1978/1987, aprobado en 1979, incluía un apartado referente a nuevas energías realmente escéptico, a que estimaba que "no parecen ofrecer posibilidades sustanciales de contribución apreciable a los balances energéticos nacionales durante el horizonte de este plan..."Esta poca fe se compensaba con un deseo de investigación y desarrollo futuro. Por ello, en las acciones propuestas se reiteraba su aprovechamiento centralizado en grandes proyectos de plantas solares para generación eléctrica y, paralelamente, se abogaba por un modesto programa de instalaciones de demostración que permitiera la promoción futura. del aprovechamiento energético en pequeñas fracciones. Aunque la demanda de energía exige una infraestructura de grandes centrales de producción, también es cierto que existe una demanda diversificada y, distribuida geográficamente, que: necesariamente no tiene por que' ser satisfecha a través de grandes centros de producción. Salvo casos excepcionales, la energía solar, por su propia característica de distribución dispersa, tiene que concebirse como fuente de producción descentralizada, tanto en energía térmica como eléctrica.

La demanda de energía, térmica a baja temperatura: agua caliente, calefacción, secaderos, invernaderos, etcétera, en España, puede llegar a ser un 14%. del total del consumo energético. No resulta posible desplazar la totalidad de esta energía térmica. Pero, dado que hoy día, en el espectro de nuestra demanda energética, apenas cubrimos el 0,02%, podríamos pensar en un amplio horizonte para la energía solar.

El optimismo popular y ecologista que despertó la energía solar se transformó posteriormente en un cierto desencanto ante la estabilización de los precios del petróleo. Pero no hay que dejarse influir por la aparente tranquilidad actual del mercado de crudos, ya que la cuestión energética se mantiene y cualquier perturbación política puede reactivar la profunda crisis energética. Precisamente la estabilidad actual permite establecer una política de innovación que en momentos de tensión y espirales de precios resultaría imposible ante el importante efecto multiplicador e inflacionista de los precios de la energía.

Pero no es suficiente poseer el simple invento o incluso la aplicación tecnológica. Es necesario disponer, para poder beneficiar a la comunidad de ellos, de una administración pública adecuada, de una normativa, de un sistema financiero transparente, que permita poner a disposición de la sociedad las nuevas tecnologías y, con su uso, poder beneficiarse del factor de escala en la producción, tan importante en la economía actual.

No centralizar la producción

El factor de escala en consumos domésticos, artesanales y de pequeñas industrias puede obtenerse no centralizando la producción cuando la. demanda es dispersa, sino creando la adecuada organización que permita la realización de múltiples instalaciones individuales rentables y permanentes, de tal forma que el usuario pueda aprovechar esta fuente de energía con instalaciones individuales.La ley sobre Conservación de la Energía de 1980, que contemplaba discretamente la problemática solar, acordó unas subvenciones para las mismas a fondo perdido, que no eran la solución adecuada.

No resulta atractivo para el particular invertir en proyectos de aprovechamiento de energía solar, por ser esta inversión diez veces superior a la utilizada en sistemas convencionales, y los períodos de amortización superiores a las previsiones en los que normalmente puede planificar su economía la familia o, incluso, una industria.

Es necesario aunar el interés del Estado (ahorrar energía importada y rentabilizar las inversiones a realizar). Para ello se requiere el articular instrumentos fiscales y económicos que inciten al uso de tecnologías que permitan un menor consumo energético, aunque exija mayor inversión, al menos en el plazo de tiempo requerido, para que los factores de escala de producción tuviesen repercusión suficiente.

Fórmulas para estimular

De entre las diversas fórmulas entendemos que deben primar los instrumentos crediticios sobre las subvenciones a fondo perdido. Deberían establecerse líneas de crédito subvencionadas con cargo a los presupuestos del Estado, por ejemplo, en el 50% de las amortizaciones o bien de los intereses.El desarrollo de instalaciones de aprovechamiento térmico a baja temperatura de la energía solar, mediante créditos subvencionados, es una sugestiva meta que exige un profundo estudio y una adecuada organización. Se trata de sustituir el recibo periódico de la electricidad por un recibo, también periódico, de gastos financieros, mantenimiento y supervisión de la instalación solar, que obligue al usuario a su constante aprovechamiento y disfrute. Un sistema de ayuda mediante subvenciones a fondo perdido aboca, por el contrario, al olvido y obsolescencia de la instalación.

Es difícil evaluar las necesidades financieras de un programa de esta envergadura, pero desde luego, crear la infraestructura financiera, tecnológica y de asistencia al usuario necesaria siempre será más económico que la construcción de una central nuclear, estimada hoy en unos 300.000 millones de pesetas. En otras palabras, en vez de crear una nueva central nuclear que pueda ser rechazada por la sociedad, congelando sus instalaciones y bloqueando sus inversiones (véase Lemóniz), proponemos la creación de un plan solar que permita la proliferación de múltiples instalaciones individuales, hasta alcanzar ese 2% del consumo nacional que reservamos para la energía solar.

Precisamente ahora el sector público puede abordar esta planificación con el modesto y sencillo objetivo de alcanzar la fracción del 2% solar creando una organización adecuada que actúe de palanca.

Porque, además de ser la energía solar térmica a baja temperatura la más barata, su coste revierte exclusivamente en mano de obra española. Tanto la tecnología, la ingeniería, los materiales como el montaje puede y debe ser realizado por trabajadores españoles, de tal forma que todo pago a estos trabajos de fabricación o instalación está retribuyendo a un español, cosa que no ocurre con otras centrales térmicas o nucleares, que, tanto en su construcción como en el pago del combustible, hay que realizar gran parte de los abonos a compañías extranjeras y en divisas. Un plan de aprovechamiento de la energía solar no desplazará el consumo del petróleo, pero sí reducirá en un 2% nuestro gasto de divisas, dedicando este dinero a retribuir a trabajadores españoles. El plan sería, pues, una alternativa al desempleo.

En resumen, la evaluación ponderada de un programa solar resultará positiva en un análisis de coste-beneficio, y muy favorable en un balance social, al crear puestos de trabajo en diversos sectores, en crisis, mejorar la calidad de vida y respetar el ecosistema,

Gabriel Barceló Rico-Avelló es presidente del comité organizador de Solar-83, Simposio Internacional de Energía Solar.

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