Aborto activo y aborto pasivo
La vida comienza en el mismo instante en que se inicia la formación del óvulo, el cual, una vez formado, es una célula humana viva, no una partícula de materia inerte, y la fecundación es el complemento indispensable para la continuación de dicha vida, no para su iniciación. La vida del óvulo puede ser destruida por el aborto y también por todo lo que impide la fecundación, tanto los anticonceptivos como la castidad, que es lo que más vidas destruye. Todo el mundo sabe que el propio cuerpo está provisto de los órganos necesarios para la reproducción. Quien practica la castidad no ignora que destruye, por omisión, la vida de sus posibles hijos. Los obispos predican un sí a la vida, pero lo predican para los demás, no para ellos mismos. Porque, ¿dónde están sus hijos? Desde luego que no los han abortado, pero los han omitido, lo que para sus posibles descendientes resulta ser exactamente lo mismo./
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