El Icona y los incendios forestales
Tras un dilatado paréntesis de mes y medio -que atribuyo a las sacrosantas vacaciones-, el Icona se ha dignado responder a mis afirmaciones que le implicaban como causa primordial de los incendios forestales. Debo felicitar al subdirector de este organismo, porque al menos él, al contrario que los anteriores detractores de mi artículo, ha entrado a discutir mis argumentos, aunque, lamentablemente, y esta vez al igual que los anteriores, también se ha ocupado de desvelar mis oscuras intenciones. Responderé primero a éstas.Señor Fernández Tomás, yo dije públicamente todo lo contrario, ante cientos de testigos, en el aula magna o salón de actos de la ETS de Montes que lo que usted me atribuye, no sé si con malicia o por dureza de oído, por el simple hecho de suprimir un no; dije: "No pertenezco a la tribu hostil a los ingenieros de montes". Y le voy a explicar por qué. Primero, porque soy un acerbo anticorporativista y estoy convencido de que en este país mejoraremos mucho cuando dejemos de preguntarnos ¿qué eres? y cambiemos al ¿qué haces? En segundo lugar, porque convertir esto -habilidad suya, señor Fernández- en una disputa gremialista es trivializar un problema, el del destino natural de este país, que es mucho más grave que "quítate tú que me pongo yo". Y, en tercer lugar, y lo reconozco como golpe de efecto, a los que se supo ne soy tan aficionado, porque mi principal colaborador- actual, o yo el suyo, lo mismo da, es un prestigioso doctor ingeniero de montes, profesor de la Escuela de Ingenie ros de Montes, adonde he acudido varias veces muy gustosamente a exponer en público mis argumentos invitado por cierta cátedra contestataria y marginada, pero prestigiosa, de esa misma escuela. Afortunadamente, las cosas están cambiando, y las nuevas generaciones de ingenieros y estudiantes. pasan de sus mayores, y en especial de ciertos técnicos que son antes del cuerpo que socialistas y autocríticos.
Rebatir sus argumentaciones técnicas o científicas me llevaría una extensión superior a la que se me concede en estas páginas, pero señor Fernández Tomás, como se, suele decir: "Donde quiera y como quiera".Prensa, radio o televisión o sala de conferencias, me encontrará listo para un debate con usted. Flor cierto, un consejo, váyase mirando el Atlas de Walter y Lieth que tan alegremente cita.
Yo no odio, pero, efectivamente, ustedes nunca han estado en China.
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