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La presidencia griega, un freno para la cooperación política en el seno de la CEE

Andrés Ortega

Si la presidencia griega de la CEE se está granjeando cierta admiración entre los otros. nueve por su eficacia organízativa, la cooperación política -tímido intento de buscar una postura diplomática conjunta- está causando a Atenas agudas tensiones. y enfados con otros países de la.Comunidad Europea, especialmente la República Federal de Alemania y Bélgica. Grecia -o mejor dicho su príiner ministro socialista, Andreas Papandreu- pretende ser fiel -a sus principios independentistas que la llevan a una posición de gaullismo levantino en todos los órdenes.Desde la presidencia de la CEE, que asumió el 1 de julio para este segundo semestre de 1983, Grecia ha vetado una tímida condena de la CEE a la URSS por el derribo del Bocíng surcoreano y Papandreu ha llegado a pedir públicamente una morataria de seis meses en-el despliegue de los euromisiles de la OTAN para odar un respiro a los negociadores de Ginebra. Este es un pecado mortal a los ojos de los ministros de Asuntos Exteriores alemán, Hans-Dietricht Genscher, o belga, Leo Tindemans, cuando los nervios se están excitando ante la proximidad de diciembre, comienzo del despliegue.

Cuando el veto a la condena de la CEE a la URSS por el asunto del Boeing, Genscher llegó a hablar de una "crisis de confianza en el seno de la CEE" y Tindemans de "la presidencia del anticonsenso". "Declaraciones poco correctas", comentó un diplomático griego. Y así comenzó la guerra de la información. Se llegó a decir que los otros nueve le habían quitado su representación a Papandreu para hablar en nombre de la CEE en la Asamblea General de la ONU. En realidad, Papandreu había sido invitado por la primera ministra de la India, Indira Gandhi, para que se dirigiera como presidente en ejercicio de la CEE, a una reunión de los países no alineados en Nueva York que se cele brarla al margen de la Asamblea General. Los otros nueve, no tratándose de una reunión con una agenda formal, rechazaron la petición de Papandreu, que anuló,su viaje a Nueva York.

Genscher, apoyado for Bélgica, pidió el martes una reurdón -para el día siguiente- de cooperación política de los diez en Bruselas, para debatir las relaciones Este-Oeste de cara a la sesión de la ONU. Acogiéndose al reglaniento -son necesarios tres países y 48 horas de preaviso- y dado que el ministro griegoestaba en Atenas, Grecia se negó. Fuentes griegas calificaron de "poco gentil" el gesto alemán. En cualquier caso, los ministros de los diez se reunirán el domingo o el lunes en Nueva York para preparar el texto conjunto de la CEE.

Papandreu llegó al poder con una plataforma contra la CEE, la OTAN y EE UU, pretendiendo reservar un espacio independiente -al menos verbal- para Grecia. No se sumó a las sanciones de la CEE contra Polonia, ni apoyó a Gemayel en El Líbano. Ya se pen áaba que en los temas más polémi cos de la cooperación política en la CEE -las relationes Este-0este y el Próximo Oriente- la presidencia griega sería algo especial.

Grecia tiene razones para una postura que puede parecer de enfant terrible de la Comunidad Europea. Su comercio con el Este, regido por ventajosos acuerdos, es mucho más elevado, proporcionalmente, que el del resto de la CEE (15% a la exportación fiente a un 7% para la CEE). Este dato comercial es básico, según todas las explicaciones dadas por diplomáticos griegos, que no esconden por otra parte un antiamericanismo larvado, y, enraizado por una parte en la supuesta participación norte americana en el golpe de los coroneles en 1967 y en la poca maña de que ha hecho gala Washington ante el conflicto greco-turco.

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