_
_
_
_

El apetito es el resultado de una compleja batalla química en el cerebro

Frente a una visión simplista del apetito, según la cual una persona come cuando tiene hambre y deja de comer cuando se siente saciada, las nuevas investigaciones sobre el control del apetito indican que las sensaciones de hambre y de saciedad son la culminación de una batalla química tan compleja que resulta difícil predecir el ganador. Los investigadores encuentran que confluyen tantas señales bioquímicas en la determinación de cuándo, cómo y cuánto come la gente que dudan que se pueda encontrar un mecanismo único de control del apetito para resolver la mayor parte de los problemas de peso o de salud.Según los últimos descubrimientos, la fuerza que induce a comer es el resultado del equilibrio entre un sistema de búsqueda de comida y un sistema que indica cuándo se ha alcanzado la saciedad, siempre que funcione correctamente la cadena de reacciones químicas de las dos tendencias opuestas.

Los estudios sugieren, sin embargo, que las personas obesas que ejercen fuerza de voluntad para no comer, lo que hacen es oponerse de forma consciente a una fuerza química que les induce a comer, o no les indica cuándo se encuentran saciadas.

Producto de la evolución

Un experto norteamericano, el doctor John E. Morley, de la universidad de Minnesota, señala que la evolución ha dado lugar en los animales a un complicado sistema a prueba de fallos de regulación del apetito que asegura la supervivencia. Si una parte del sistema falla, otra empieza a trabajar para evitar la inanición o un apetito desmesurado que pueda llevar a la muerte. Los estudios también indican que el control del apetito está químicamente relacionado con la sensibilidad al dolor y la regulación de la temperatura corporal, de forma que aumenten las posibilidades de supervivencia.Así, una de las sustancias producidas por el cerebro, similares a la morfina, que provoca apetito, también disminuye la sensibilidad al dolor, de forma que, bajo su influencia, un animal estaría dispuesto a correr riesgos con tal de encontrar comida. De forma similar, la ingestión de comida causa una producción de calor en el cuerpo, lo que significa una relación bioquímica entre el apetito y la consecución de una temperatura corporal estable. Cuando hace frío se tiene más hambre que cuando hace calor.

Un colaborador de Morley, el químico Allen S. Levine, hace notar que la comida es un bien del que se dispone de forma continua sólo recientemente. "Antes, tanto el hombre como los animales debían buscar el alimento, lo que hizo que desarrollaran un sistema de búsqueda de comida como medio de asegurar su supervivencia. Un sistema que indicara la saciedad no era suficiente". El hamster chino, por ejemplo, no dispone de este último sistema, puesto que vive en el desierto, donde la comida es muy escasa. Cuando la encuentra, enguye sin parar en previsión de épocas de escasez. Algunas tribus indias de Arizona han desarrollado un mecanismo similar, lo que hace que sus miembros actualmente tiendan a ser obesos y a desarrollar diabetes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_