Malestar en el Gobierno por la gestión de José María Calviño en la Dirección General de Radio Televisión Española
El Gobierno ha iniciado los trámites necesarios para poner en marcha la sustitución del director general del Ente Público Radio Televisión Española (RTVE), José María Calviño. Varios factores avalan esta decisión: por un lado, la respuesta desfavorable por parte de la audiencia recogida en los últimos sondeos encargados por el Gobierno en este sentido; por otro, las crecientes críticas del PSOE hacia la labor desarrollada por los principales directivos de RTVE, José María Calviño, y José Luis Baibín, responsable de los servicios informativos, y, finalmente, las reiteradas críticas que los ministros efectuaron en presencia de Felipe González en el Consejo celebrado el pasado día 24, primera reunión ministerial tras el paréntesis del verano
En el mencionado consejo, los ministros expresaron sus quejas hacia la pequeña pantalla, no sólo por el tratamiento de los informativos sino también por la programación televisiva en su conjunto. Según ha podido saber este periódico en medios gubernamentales, algún ministro llegó a reconocer -dentro del ambiente distendido en que se desarrolló la mencionada reunión, de más de 10 horas, y en la que los titulares de cada departamento "opinaron sobre todo lo que quisieron", en palabras del portavoz oficial, Eduardo Sotillos- que les verdad lo que decía mi mujer de que la televisión es francamente insoportable". Este ministro, que aseguró haberse tomado a broma los comentarios de su cónyuge, que lógicamente disponía de más tiempo para ver la televisión que el propio ministro, advirtió que "ahora que he aprovechado las vacaciones de agosto para fijarme en el producto televisivo, he tenido que darle la razón. Y me preocupa".Levantada la veda tras esta intervención, los ministros se desahogaron ante el presidente Felipe González y el vicepresidente Alfonso Guerra, y cada cual relató lo que le había parecido peor. Uno de ellos, en tono más serio, mostró su malestar por el hecho de que, mientras ha durado lo que se ha denominado guerra de las banderas en el País Vasco, "los servicios informativos de televisión hayan leído los comunicados íntegros de Herri Batasuna -el brazo político de la organización terrorista ETA- como si del primer partido político de Euskadi se tratara".
Los ministros, en contra
Ningún ministro llegó a proponer al presidente González que se sustituyese a José María Calviño, pero prácticamente todos resaltaron que la gestión de Calviño en televisión, al margen del saneamiento financiero que éste haya podido emprender para limpiar la casa de Prado del Rey, estaba revirtiendo con los efectos de un bumerán contra el propio Gobierno socialista. Felipe González tomó buena nota de cuanto oyó a los ministros y, tras el Consejo, indicó al secretario general de la Presidencia, Julio Feo, que iniciara las gestiones pertinentes para intentar cambiar a José María Calviño o adoptar las medidas necesarias para que el desprestigio de la televisión no salpique de lleno al Gobierno, como han demostrado los últimos sondeos oficiales. Fuentes autorizadas del PSOE, que confirmaron a EL PAIS las primeras gestiones y tanteos realizados por Julio Feo en los últimos días en este sentido, mostraron su satisfacción por ello, aunque guardando el secreto sobre su identidad, como viene siendo habitual en el partido del Gobierno desde que comenzó a criticarse la gestión de José María Calviño, y sin mostrar muchas esperanzas sobre la resolución del problema.
En el período de sesiones que concluyó el pasado mes de julio, era estampa frecuente conversar los periodistas con los parlamentarios socialistas y reconocer éstos en privado "el desastre" de Televisión y añadir a continuación que los comentarios eran siempre off the record, es decir, que no asumían su publicación en los medios informativos.
El PSOE desconfía sobre la solución del problema
En el partido se ha destacado también que en más de una ocasión ha bastado con que la Prensa o la oposición reclame la destitución de Calviño o de Balbín para que el Gobierno no efectúe ni lo uno ni lo otro. "Tal vez ahora pase lo mismo", señaló un miembro de la ejecutiva socialista, "pero nadie puede negar que hasta los ministros coinciden con la expresión de la calle".
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