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Libertad, para emplear

( ... ) Acaba de traslucirse que el ministro Almunia trata de introdúcir en el propio plan cuatrienal algunas provisiones que eliminen las rigideces existentes en materia de extinción del contrato laboral y que, por ampliar sustancialmente las posibilidades del despido objetivo, especialmente en pequeñas y medianas empresas, implicarían una derogación parcial del Estatuto de los Trabajadores. De ahí las naturales preocupación y expectativa. No se trata, como se han apresuradó a clarificar los equipos de la troika económica Boyer-Solchaga y el propio Almunia -que, pese a su confesión socialista, debe lidiar el parón de inversiones y la imposibilidad de cumplir -las promesas electorales de creación de 800.000 puestos de trabajo en cuatro años- de la instauración de la utopía liberal del despido libre, único presupuesto, si bien se mira, capaz de promover una correlativa libertad de reclutamiento de mano de obra. Se trata sólo de eliminar rigideces excesivas y de abrir portillos a la contratación laboral, prácticamente estancada por efecto de una legislación que se ha revelado insuficiente y ortopédicamente ineficaz.Tal vez las reticencias y el rechazo que este anuncio no ha podido menos de producir en los líderes del movimiento obrero hubiesen sido menores si el acento, en lugar de colocarse sobre la palabra tabú despido se hubiese puesto sobre su lógica contrapartida: creación de empleo. El empresario no aspira al despido libre -que es la expresión de su fracaso como inversor y creador de riqueza- sino en la medida en se le obligue a pelrecer con su inversión y sus posibilidades alternativas, bajo los escombros de la recesión y de la crisis. Aspira, por el contrario, a poder contratar en libertad razonable, sin comprometerse para siempre al mantenimiento de una carga estructural inamovible, que pesa como una losa sobre su cuenta de resultados ( ... )

Las rigideces en materia de extinción del contrato laboral se proyectan no sólo sobre la relación empleador-empleado, sino, a través de la mecánica de la gestión empresarial, sobre toda la conducción y administración de la edonomía. ( ... )Próximos a cumplirse los diez años del cambio de régimen, seguimos instalados en la peculiaridad y la diferencia en este crucial asunto de nuestra legislación laboraL

A unos Gobiernos de UCD de extracción conservadora y supuestamente agentes del empresariado y la patronal, que se verían fatalmente condenados a realizar una política económica grata a las izquierdas para sostenerse, ha sucedido un equipo socialista que, si quiere cumplir su programa, debe embarcarse sin demoras en una reivindicación histórica de la derecha. Los eufemismos de la reconversión industrial -a través de la que se financian las reducciones de puestos de trabajo,.única inversión rentable en la actualidad- ya no sirven, a menos que se desbloque en los mecanismos de otro tiempo. Que a cambio de garantizar el dudoso privilegio de no ser despedido, terminarían por anular la elemental libertad de emplear.

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