Diferencias entre los dirigentes soviéticos sobre el análisis de la situación de la economía
El jefe de la planificación central soviética, Nikolai Baibakov, de 72 años, trazó ayer, frente a la Prensa occidental acreditada en Moscú, un panorama mucho más conservador de lo que se esperaba sobre las proyectadas reformas económicas. En círculos occidentales de la capital soviética se compara este conservadurismo con el tono empleado últimamente por el líder soviético, Yuri Andropov, quien, en un discurso dirigido el pasado lunes a los veteranos del partido, anunció importantes decisiones en el terreno económico para un plazo inferior a los dos años y medio.
Baibakov, que ostenta ese cargo desde hace 18 años, aseguró que el Gobierno trata de incrementar la productividad y buscar nuevos métodos de gestión a través de las leyes promulgadas recientemente, pero que, "dado el tamaño y el alcance" de la economía soviética, habían decidido efectuar esta tarea "con cierta precaución".El triunfalismo que transpiraba la intervención de Baibakov contrasta también con las duras críticas de Andropov, quien ha llegado a mostrar su profunda insatisfacción por el funcionamiento de la economía soviética.
En los mentideros occidentales de Moscú se ofrecen dos explicaciones a estas aparentes diferencias de opinión: por un lado, hay quienes piensan que éste es un claro síntoma de las resistencias en el interior del Kremlin contra los deseos reformistas de Andropov.
Para otros, simplemente, Baibakov trató ayer de ocultar pudorosamente ante la Prensa extranjera los fracasos de los órganos de gestión -de los que él es uno de os máximos responsables-, por una mera cuestión de amor propio. En efecto, Baibakov, ante las preguntas de los corresponsales, trató de comparar insistentemente los resultados de la economía soviética y las economías occidentales.
El jefe de la planificación soviética, que -entre otras cosas, por su edad- no parece que vaya a ser, en ningún caso, quien lleve a cabo la tan anunciada reforma económica de la URSS, ni desmintió ni admitió expresamente la existencia de los llamados papeles de Novosibirsk, estudio econ ómico realizado por un grupo de científicos de esta ciudad siberiana, recientemente filtrado a la Prensa occidental, en el que se califica de obsoleto el sistema económico de la URSS y se advierte de la urgente necesidad de reformas. Sobre estos papeles, Baibakov se limitó a afirmar que él no los había visto, como correspondería a su cargo, pero que, por lo que había sabido a través de la Prensa occidental, consideraba que presentaban una falsa descripción de la economía soviética. En la conferencia de prensa intervinieron también el ministro de Justicia, Vladimir Terebilov, y el vicepresidente del Consejo Sindical soviétio, Vasili Projorov. En sus intervenciones, ambos trataron las nuevas medidas disciplinarias con las que se trata de poner algo de orden en el más bien relajado ambiente laboral de la URSS. Estas medidas pueden llegar hasta el despido, pero el vicepresidente de los sindicatos añadió que, en cualquier caso, a los trabajadores despedidos se les volvería a dar un nuevo trabajo, descartándose así la posibilidad de desempleo.
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