El festival folklórico de los Pirineos cambia la fisonomía de Jaca

El Festival Folklórico de los Pirineos transforma una vez más la ciudad de Jaca. Desde el pasado miércoles, que se inició, sus aproximados 12.000 habitantes son una pequeña minoría entre una muchedumbre que ha tomado prácticamente esta localidad altoaragonesa. En las calles más céntricas, la actividad apenas decrece por las noches. Para los organizadores, este festival es punto de encuentro para la convivencia y la amistad. Para la mayor parte de los asistentes, estos días son una necesidad o una excusa para cambiar la rutinaria vida cotidiana.Más de 1.500 participantes tomaron parte en el desfile inaugural, anteayer por la tarde. Banderas de 19 países se dieron cita en el patio del acuartelamiento militar de La Ciudadela, punto de concentración para la salida de este festival. En este marco se agitaron al viento conjuntamente, entre otras, las enseñas nacionales de Bulgaria, Filipinas, Estados Unidos, Polonia e Israel. No pudieron hacerlo las de las comunidades autónomas del Estado español (Aragón, Baleares y Euskadi) debido a la prescripción de una ordenanza militar que sólo permite la presencia de la enseña nacional dentro de los recintos castrenses.

Aunque el pabellón del festival es el marco por el que desfilan todos los grupos folklóricos, su más auténtico escenario se encuentra en las calles de Jaca. Éste es el matiz distintivo que hace que el CIOFF, Confederación Internacional de Organización de Festivales Folklóricos, considere a este de Jaca como uno de los primeros del mundo. Es la concepción de una convivencia amistosa de culturas diversas en un encuentro de integración popular la que quiere difundir y promocionar este organismo dependiente de la Unesco.

Se calcula en unas 40.000 las personas que se encuentran en Jaca, cuyo número se verá duplicado a lo largo de este fin de semana.