Obispos ortodoxos griegos piden al Gobierno un referéndum sobre las playas nudistas, que califican de prostíbulos
Al ritmo que marcaban las cigarras, un Pope de tupida barba entrecana bendecía con su hisopo los asnos, las cabras y otros animales domésticos que los lugareños de Skopelos, isla griega del archipiélago de las Esporades, le habían traído a la ermita en el día de la fiesta del pueblo. Un grupo de extranjeros miraba con curiosidad la ceremonia. Poco a poco, se vieron rodeados por un círculo de murmullos y sonrisas: "son los de la playa de Stafilos...". No se le escapó al Pope ninguna rociada de agua bendita para los extranjeros. Stafilos es la playa salvaje de Sko la isla, donde nudistas aficionados se tienden desde años al sol egeo. Para los más ortodoxos, Stafilos era la encarnación de la indecencia y para los más liberados, algo grotesco.
Hace un año, el nudismo seguía prohibido en Grecia. Pero ante la caída de los ingresos turísticos registrada en 1982 y la competitividad de los campos naturistas del vecino norte yugoslavo, el premier socialista Papandreu tuvo que empujar la ley de autorización del nudismo, una de las más conflictivas de sus dos años de Gobierno. Ya en Grecia está permitido bañarse como los héroes y heroínas de Homero.Pero el ultra Augustino Xantiotis, obispo de la ciudad mecedonia de Florina, cercana a Albania y Yugoslavia, defiende su biblia invocando a héroes paganos. "Cuando Ulises se bañaba poco después de su naufragio en las costas del Jónico, el héroe de la guerra de Troya mandó darse la vuelta a las jóvenes que estaban en la playa: eso si que es Grecia, pudor y sensibilidad".
Probablemente sea la iglesia ortodoxa griega la más conservadora del cristianismo europeo, siendo quizá por ello su protagonismo social escaso. País esencialmente pagano, gusta del folklore de la ortodoxia una o dos veces al año y de boda a bautizo. Por algo fue la iglesia helena, como la polaca, depositaria de la identidad nacional durante siglos de enemistad contra los turcos. No sólo los novatos socialistas han tenido problemas con ella. Cuando el moderado y veterano Karamanlis era primer ministro, los popes le montaron hace seis años sonoras manifestaciones contra la celebración en Atenas de un Congreso Mundial de Testigos de Jehová. Todas las campañas de la hélade tocaron a muerto cuando el congreso se inauguró.
El santo sínodo, dirigido por el primado Serafín, el arzobispo que hace casi dos años tomó juramento a Papandreu de aceptar el Gobierno "en nombre de la Santísima Trinidad", titula ahora en su prensa: "El nudismo es el fin del mundo", "lo que quieren es convertir a Grecia en prostíbulo". Todos los griegos recuerdan el escándalo que protagonizó el santo sínodo hace cuatro años cuando examinó las cintas magnetofónicas en las que un pope celoso había grabado una conversación de su esposa con el obispo local diciéndole a ésta: "que me has hecho, mamita".
Mientras que los comunistas piden un referéndum sobre la permanencia de las bases estadounidenses en Grecia, Augustinus le pide al Gobierno un referéndum contra las bases del nudismo. "Estoy seguro de que el 98% de losgriegos votarían no". Ni tanto ni tan calvo. Algo hay de verdad en las afirmaciones del obispo macedonio. Independientemente de su religiosidad, la mayoría de Grecia no entendería, hoy por hoy, el nudismo, como tampoco entendió el bikini hace 25 años. Aquí no hay correlación ideo-religiosa que valga. Mientras, que encuestas realizadas en zonas de la derecha chic de Atenas se vuelcan a favor del nudismo, áreas de mayoría socialista y comunista de la isla de Creta, como Yerapetra, no querrían ver playas nudistas en su contorno si se lo preguntaran. Por ello, el Gobierno ha prometido no forzar la voluntad de municipio alguno. Tendrán campos quienes los quieran. El mejor aliado que el obispo Augustinus tiene en los Bakclcanes es, precisamente, su vecino del norte, el albanés Enver Hoxha, que tras prohibir la religión hace años, declaraba: "Quieren que convirtamos Albania en base de hippies, de guarros y guarras que van semidesnudas en caravana, nunca" en contra del turismo de masa de las multinacionales del recreo.
Los vecinos más peligrosos de Grecia en términos turísticos son los yugoslavos. Hasta han tenido la cruel osadía de plantarle a Enrver Hoxha una playa de nudistas en la misma frontera albano-yugoslava. En el delta del río Boyana, cara al Adriático y ante los prismáticos del baluarte mundial del leninismo, "guarros y guarras" de todo el mundo se pasean en paños menores del lado yugoslavo, a unas millas del mar donde Ulises tuvo un acceso de recato según Augustinus.
Eduardo VIII fue uno de los precursores del nudismo, en la Yugoslavia monárquica de fines de los años 30. A su efímera majestad británica le encantaba tumbarse al sol junto a los lagartos de la isla de Rab, pasando más tarde de nudista a divorcista como simple duque de Windsor. Hoy, Yugoslavia es una gran potencia naturista, con toda una industria concentrada en el campo Mamut de Coversade, Adriático norte, con rock en cueros, supermercados, puerto, bailes, comedores. Por ello Papandreu tiene que estudiar bien su oferta griega, aún a costa de ponerse a mal con los popes.
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