_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Iberismo e iberoamericanismo

En el transcurso de unos meses, diversas instituciones portuguesas y españolas -entre ellas, la universidad internacional Menéndez Pelayo- han acrecentado la organización de seminarios y coloquios, en Lisboa y otras ciudades lusas, con participación de expertos, escritores, académicos y políticos. De una u otra forma, el iberismo, en su sentido lato, explícito o encubierto, estaba presente como problema cultural, actual o histórico. Y, en efecto, no se pueden entender las relaciones - hispano-portuguesas, a nivel cultural o político, sin referirse a este ismo ideológico, que atrae y repele, que concita adhesiones y rechazos. El iberismo y su ideologización es una constante en nuestra común y diferenciada historia peninsular, muy especialmente en nuestro último siglo. Si en escritores portugueses -Almeida Garrett, Oliveira Martins, Sardinha, Pessoa o Antonio Sergio- las diferencias de enfoque son claras, también lo están en Pi y Margall, en Unamuno, Ortega o Azaña. Pero todos asientan, con coincidencias o discrepancias, el problema peninsular ibérico como un problema de revisión cultural previo a una eventual revisión política.Históricamente, el iberismo es equívoco. No hay una doctrina iberista homogénea y estructurada: hay iberismo como una pretensión estatal unitaria, con jefatura unipersonal o bicéfala; iberismo como confederación peninsular, en la mejor tradición ácrata; iberismo como multirregionalización ibérica: los ensayos y pensamientos de Fernando Pessoa exigirán, sobre todo en este punto, un estudio cuidado. Y hay también un iberismo como hegemonismo castellano-español e iberismo como sistema de defensa de este intento, real o ficticio, de expansionismo español. Ha habido, en fin, políticamente, un iberismo de las dictaduras franquista- salaz arista que -conscientemente- coincide con el período de mayor distanciamiento entre los dos pueblos y culturas: el pacto ibérico fue, sobre todo, un simple pacto de no agresión, no de concertación política o acercamiento cultural.

Una revision en las relaciones hispano-portuguesas en la actualidad, con dos sistemas políticos homogéneos, de democracia pluralista, e incluso con dos Gobiernos progresistas, permitirá, sin duda, un replanteamiento cultural y, en definitiva, una profundización de nuestros datos comunes y diferenciados, es decir, de un iberismo reactualizado demo-

Pasa a la página 8

Iberismo e iberoamericanismo

Viene de la página 7cráticamente, sin sebastianismos ni hegemonismos mágicos. A mi juicio, hay cuatro supuestos sobre los que, entre otros, se podría reflexionar.

En primer lugar, que, culturalmente, España y Portugal han estado distanciados de una manera artificial; más aún, de forma consciente, por sectores conservadores y autoritarios. El nacionalismo conservador -manteniendo el mito como evasión: nuevo imperio o los modelos elitistas francés o británico- se traducía en la creación y divulgación de una cultura anticastellana y, por extensión, antiespañola. España sería así el antimodelo: como expresión de incapacidad desarrollista y como símbolo decadente, imperialista y anexionista.

En segundo lugar, revisar un tópico que se, ha instrumentado demagógicamente: el sentimiento popular antiespañol. Analizar si, en efecto, la diferenciación/ antagonismo es un resultado de una conciencia popular generalizada o una construcción elitista. Leo en estos días en el Expresso de Lisboa que, en una encuesta piloto, un porcentaje alto de portugueses -el 26%- es partidario de una unión política con España, y, precisamente, en las clases populares -no en las altas- se manifiesta esta actitud. ¿Hay realmente un cambio de actitud o se está produciendo una nueva mentalidad de acercamiento?

En tercer lugar, las diversas situaciones políticas -en Portugal. Y España, con sistemas constitucionales democráticos- llevarán a replanteamientos cultural/ políticos que, sin duda, incidirán en la interrelación luso-española. Y este neoiberismo democrático no necesariamente tiene que dar como resultado una alteración de las propias y específicas soberanías tradicionales, pero sí podrá replantear a fondo unas nuevas relaciones culturales, hoy prácticamente nulas.

En cuarto lugar, este inicial neoiberismo democrático -de acercamiento sin suspicacias, de conocimiento mutuo, de revitalización cultural y política será, necesariamente, un iberoamericanismo. Nuestra proyección efectiva a Iberoamérica pasa por un entendimiento y concertación ibéricos. Lo que, de alguna forma, tanto Mario Soares como Felipe González han señalado recientemente: el nuevo trato peninsular. La modernización, desarrollo y asentamiento democrático de nuestras sociedades constituye un objetivo común a conseguir, y, dentro de este objetivo, la cooperación, la más amplia posible, entre España y Portugal significará también un factor de aceleración progresista de la comunidad iberoamericana.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_