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Crecientes indicios en Rabat de un cambio inminente de Gobierno

Como todos los años, después del final del Ramadán, en la capital del reino alauí circulan rumores sobre un cambio inminente de Gobierno. Para los analistas políticos de Rabat, esta vez es la buena. Algunos síntomas, como que el primer ministro se dé a sí mismo por saliente, que el Consejo de Ministros no se haya reunido en los dos últimos meses, el plan de austeridad tan radical que estudia actualmente el Parlamento y la oferta formulada por el rey Hassan II a los socialistas parecen confirmar la hipótesis.En un país como Marruecos resulta extraordinariamente difícil obtener detalles sobre cuestiones tan delicadas y centralizadas, hasta el punto de que los propios ministros se sondean los unos a los otros con la intención de saber si saben qué será de ellos.

Lo cierto es que en el futuro inmediato Marruecos tiene que imponer las drásticas medidas económicas -van mucho más allá de un simple plan de austeridad- que ya se encuentran sometidas al Parlamento y llevar a cabo, o por lo menos intentarlo, un referéndum de autodeterminación en el Sáhara. Todo ello requiere, en el ánimo de los estrategas de palacio el máximo reparto de responsabilidades, lo cual justifica la oferta a los socialistas.

Ya no se habla, sin embargo, como hace una semana, de Gobierno de transición, como el ofrecido al líder socialista, Abderrahim Buabid, sino de Gobierno de Unión Nacional. La Union Socialista de Fuerzas Populares (USFP) parece haber hecho saber ya al monarca que los socialistas no son responsables de la crisis profunda que vive el país, que ésta es fruto de políticas a las que ellos siempre se han opuesto y que, por tanto, no están dispuestos a entrar en un Gobierno que simplemente administraría esa crisis y que, por ende, tendría que adoptar las impopularísimas medidas restrictivas que el actual Gabinete aún no sabe cómo anunciar a la opinión pública.

Opciones barajadas

Existen, al parecer, varias opciones barajadas en las alturas. Una de ellas sería encomendar el Gobierno de transición a un técnico. Se anticipa el nombre de Karim Lamrani, eficacísimo gestor de los fosfatos marroquíes. Lamrani debería formar un Gabinete restringido, constituido sólo por técnicos que afronten técnicamente la crisis.Esa fórmula, si bien es instrumental, excluiría el respaldo de los partidos políticos, que tan necesario se considera en esta etapa. Algunos piensan que para obviar esa carencia podría reactivarse el Consejo de Seguridad Nacional, creado hace tres años, en el que participarían todos los partidos.

Otra fórmula que forma parte del rumor persistente es la de crear un Gobierno político dividido a partes iguales entre los seis partidos que obtuvieron resultados significativos en las pasadas elecciones. Naturalmente, de ese reparto de ministerios y carteras quedarían excluidos como siempre el Interior, la Defensa y las Relaciones Exteriores.

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Los socialistas tampoco parecen estar de acuerdo con esta segunda alternativa, que haría de ellos corresponsables de una impopular política de austeridad.

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