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Líber Seregni, diez años en prisión

En las cárceles uruguayas permanecen aun más de mil presos políticos, y entre ellos destaca la figura del presidente del Frente Amplio, general Líber Seregni, que fue detenido el 9 de julio de 1973, después de haberse hecho presente en las calles de Montevideo cuando una multitud pacífica se concentró para rechazar el golpe de Estado perpetrado pocos días antes.Líber Seregni significó, desde el momento de su aparición en la escena política uruguaya, el surgimiento de un nuevo tipo de conductor de masas -reflexivo, serio, antidemagógico- reñido con el tradicional estilo emocional e improvisador que había decantado la vieja clase política nacional. Su capacidad de contacto y comunicación con las gentes, sin embargo, pudo asombrar incluso a quienes le conocían. En apenas dos años y medio de actuación y en las más adversas condiciones, Seregni se constituyó en el líder de un amplísimo movimiento popular que representaba a los sectores más progresistas de la sociedad uruguaya y abría una ancha brecha en el tradicional muro del bipartidismo compartido por blancos y colorados.

Por haberse puesto al frente de una coalición política que integraban -junto a cristianos, liberales, radicales y nacionalistas- diversos grupos de izquierda y también los partidos marxista-leninistas, el general Seregni y un numeroso grupo de oficiales que le acompañaron se hicieron acreedores al odio de clase de sus camaradas de las Fuerzas Armadas.

Una vez detenido, Seregni fue objeto de un negro proceso en el cual se fue urdiendo lentamente la tela de una condena que pretende su neutralización política para siempre. Pasados diez años tras su primera detención, el líder uruguayo cuenta en la actualidad 66 años, y de acuerdo con las prácticas de los tribunales militares, su pena de 14 años de cárcel podría no estar cumplida hasta dentro de seis años.

Preso de conciencia

En vista del carácter netamente ideológico de su enjuiciamiento, el caso del general Seregni fue prontamente adoptado por Amnistía Internacional, que lo defiende como un preso de conciencia. La persecución ideológica ha sido de hecho reconocida por los propios militares uruguayos cada vez que se han referido a este proceso. Así, por ejemplo, se expresaba, en febrero de 1979, el general Manuel J. Núñez, jefe del Estado Mayor del Ejército uruguayo, en respuesta a una carta que le había dirigido desde Madrid Juan Barja de Quiroga, abogado y oficial del Ejército español. Decía el militar uruguayo que Seregni había quebrantado la moralidad positiva que constituye el fundamento del código de honor militar al aliarse con partidos de ideología marxista-leninista. Y agregaba: "Las ideas políticas sustentadas por el ex general... son incompatibles con la condición de militar en actividad o retiro".La sentencia de primera instancia que pesa sobre Seregni desde marzo de 1978 no ha sido aún vista en recurso de apelación por el Supremo Tribunal Militar, lo que constituye una anormalidad adicional en este proceso.

En agosto de 1982, el senador brasileño Paulo Brossard se personó ante el tribunal en pleno para entregar un recurso de hábeas corpus que llevaba la firma de cientos de personalidades y juristas de todo el mundo e intentaba, dentro de las normas de la Constitución uruguaya, que así lo permite, obtener la libertad de Seregni por encontrarse éste en prisión indebida a causa de las numerosas irregularidades del proceso. El tribunal nunca se pronunció sobre tal recurso.

En España y en el resto del mundo ha ido creciendo la preocupación, a todos los niveles, por la absoluta impermeabilidad del régimen uruguayo ante las múltiples peticiones de libertad para Seregni. A partir de la presentación en Madrid, en febrero de 1979, del primer informe sobre el tema (un libro titulado El caso Seregni, publicado por el equipo de trabajo hispano-uruguayo 9 de Julio de 1973, del cual es activo miembro el abogado Barja de Quiroga), el Parlamento español y el Gobierno han realizado diversas acciones en favor del detenido.

Muy recientemente, horas antes de llegar los Reyes de España en visita oficial a Uruguay, el falso rumor de la liberación de Seregni recorrió las redacciones de los medios de comunicación españoles y del resto de Europa, terminando con el consabido y tajante desmentido de los jerarcas uruguayos. No obstante, en fuentes bien informadas existe la certeza de que entre los temas tratados durante la visita real a Uruguay figuró en lugar preferente la liberación del presidente del Frente Amplio.

Los observadores de la política uruguaya suelen coincidir en la opinión de que la suerte personal de Seregni vendrá determinada por el sesgo que, puedan tomar las negociaciones recién iniciadas para dar al país una salida institucional.

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