¿Esta quietud es movida?

Es endiabladamente difícil hacer una película interesante cuando se carece de los recursos imaginativos más elementales. Quienes han organizado esta Movida en la universidad, cuyo auténtico título es Zapped, no han querido esforzarse en inventar una imagen, una situación, una historia.Les ha bastado con una idria vaga -la de un estudiante químico que accidentalmente llega a poseer cualidades extraordinarias para mover a su antojo las personas y objetos que le rodean-, que luego se desperdicia en chistes banales: dejar con el culo al aire a un par de compañeros de instituto (instituto y no universidad), conseguir que las chicas muestren sus pechos o que los matones se abofeteen entre ellos cuando intentan agredir a un menor...

Se supone que estas peripecias, que se repiten tan monótona como sosamente, constituyen una comedia. ¡Pobre género! Lleva años trapicheando con su propia historia, rebuscando en ella lo mejor de sus posibilidades (¿Qué me pasa, doctor? es un valioso ejemplo de esta corriente) o confundiéndose con el melodrama sentimental. Rara vez surge una comedia auténtica, y de ello quizá sea culpable la fabrica ción en serie de telefilmes. Para la pequeña pantalla basta la repetición de esquemas (Vacaciones en el mar, El sheriff Lobo, Con ocho, basta) para cubrir la horita de cada semana. En el cine aún es exigible más movida.

A la torpeza narrativa de este filme, que no supera, salvo en algunos trucos visuales, la obra de cualquier primerizo mediocre de país subdesarrollado, se añade la penosa proyección del local de estreno. Los espectadores españoles nos vamos acostumbrando a ver y a oír las películas cada: vez en peo res condiciones, como si se hubie ran rodado con tanta negligencia. No es el caso de esta Movida en la universidad el más alarmante de cuantos hayamos visto, pero hay suficientes razones para destacar lo, llamando la atención, en general, sobre todos los grandes locales de estreno.