Shultz concluye su gira por Oriente Próximo sin conseguir que Siria e Israel acepten retirar sus tropas de Líbano

El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, manifestó ayer en Jerusalén que no ha podido "constatar ningún progreso sustancial sobre la retirada de las fuerzas extranjeras estacionadas en Líbano". Estas declaraciones se produjeron después de sus tres horas de entrevista con Menájem Beguin y algunos de los principales ministros del Gobierno israelí, y vienen a sumarse a las realizadas la víspera, tras cinco horas de conversaciones con el presidente sirio, Hafez el Asad. El jefe de la diplomacia norteamericana llegará hoy a Washington con las manos vacías, procedente de El Cairo, capital a la que llegó después de haber visitado en Amman al rey Hussein de Jordania.

Shultz, que desde el primer momento se guardó las espaldas de cara a los posibles resultados de esta gira -declaró que sólo realizaba el viaje para tener impresiones de primera mano sobre las razones de la negativa siria a evacuar Libano-, se limita ahora a felicitarse por haber podido encontrarse con los principales dirigentes políticos de Oriente Próximo. "En líneas generales, todos coinciden en que Líbano debe poder recobrar su soberanía y su estabilidad", declara. El jefe de la diplomacia norteamericana asegura que Estados Unidos "proseguirá sus esfuerzos en este sentido y se compromete a favorecer la aplicación de los acuerdos que garantizan la seguridad de la frontera norte de Israel", informa France Presse.Uno de los temas abordados en la reunión Shultz-Beguin fue el del discutido repliegue de las fuerzas israelíes en Líbano. A Shultz se le expusieron diversos planes alternativos de repliegue. "No se ha adoptado ninguna decisión sobre el nuevo despliegue, pero el secretario de Estado no se ha opuesto formalmente a él", según manifiesta un alto funcionario israelí.

La Administración norteamericana deseaba evitar, informa The New York Times, que la gira de Shultz finalizase con la impresión de que el secretario de Estado es incapaz de desbloquear la situación en Oriente Próximo.

Tras este segundo intento fallido de Shultz por hacer que los sirios salgan de Líbano, Washington tendrá ahora que revisar su política en el área, según consideran fuentes diplomáticas en la capital norteamericana. La idea de Shultz, dicen sus colaboradores, era la de esperar pacientemente, porque algo tenía que ocurrir, y la de mantener un contacto directo con Siria, Arabia Saudí y otros países árabes, en el convencimiento de que con el tiempo Damasco terminaría por cambiar de criterio.

En Líbano la actualidad del día estuvo marcada por el atentado frustrado de que fue objeto el primer ministro, Chafic Wazan, quien resultó ileso después de que un artefacto colocado en un turismo estallara a los pocos segundos de pasar a su altura el dirigente libanés. Fuentes policiales informaron que la bomba hizo explosión inmediatamente después de que la comitiva oficial penetrara en la presidencia del Gobierno.

En Beirut murieron el miércoles 10 personas, seis de ellas soldados franceses de la fuerza multinacional, al ser alcanzados por el hundimiento de un edificio en ruinas.