La Prensa francesa diaria atraviesa una situación económica crítica
La Prensa diaria francesa vive una de las épocas más críticas de su existencia de los últimos años. Todos los periódicos pierden dinero y uno de ellos, Le Matin, desapareció de los quioscos durante los dos últimos días y se creyó que sería para siempre. La baja de la venta y de la publicidad afecta a todos las publicaciones, salvo a una de ellas que, a su vez, es la única que aumenta su venta diaria, Liberación.El conocido y prestigioso diario pansiense, Le Monde, el año pasado perdió 40.000 lectores de los 80.000 perdidos por el conjunto de la Prensa escrita nacional. Esta desafección de la lectura se tradujo en 80 millones de francos de pérdidas. Y un hecho nuevo en los "media" escritos franceses: la Prensa regional, que hasta la fecha exhibía balances florecientes, también empieza a tropezar con dificultades serias: la disminución de la publicidad, el aumento del precio de mano de obra, el del papel, el coste del transporte, hinchan los precios globales de coste.
El caso más espectacular es de Le Monde, que perdió 17 millones de francos en 1982. Su director, Andre Laurens, acaba de anunciar un plan de austeridad cuyos puntos más importantes son los siguientes: en 1983, los 1.300 asalariados del periódico no percibirán el sueldo en función de los resultados fijado en 5.550 francos aproximadamente. En el año en curso, los empleados que cobran más de 20.000 francos al mes, renunciarán al treceavo mes. Y no cobrarán el 50% de ese treceavo mes quienes perciben mensualidades comprendidas entre 15.000 y 20.000 francos. Y en 1984, se procederá a un bloqueo general de salarios.
El diario Le Matin, cercano al Gobierno de la izquierda, que se puso a la venta durante los dos últimos dos días, como consecuencia de las divergencias que enfrentan al propietario y director, Claude Perdriel (dueño también del semanario Le Nouvel Observateur), tocantes a cuestiones económicas y estrictamente profesionales. Este periódico, decidido a sostener al Gobierno de los socialistas y comunistas, pierde lectores paulatina y regularmente. Días pasados se creyó que iba a desaparecer. A salvo de los militantes, nadie cree hoy que cualquier tipo de doctrina específicamente política facilite la venta de periódicos. Le Matin, como Le Quotidien de Paris y Le Figaro (éstos últimos defensores de la derecha) no lo entienden así.
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