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El propietario de un hotel de Talavera de la Reina inaugura el primer refugio antiatómico colectivo de España

Justino Pérez, propietario del "complejo turístico más bonito de Talavera", según sus propias palabras, vio el pasado viernes cómo se hacía realidad su sueño que mezclaba a la vez la necesidad de protejerse con la atracción turística: inauguraba en los bajos del complejo, que comprende hotel, restaurante y discoteca para 1.400 personas, el primer refugio antiatómico colectivo, privado, que se ha construido en España. En el acto estuvieron presentes las fuerzas vivas de la localidad de Talavera de la Reina, empezando por el arcipreste, que bendijo los locales; el consejero de Turismo de la Junta de la Comunidad Castilla-La Mancha, y el subdirector general de Protección Civil, que acudió al acto directamente desde Madrid.

A Justino Pérez siempre le había impresionado el tema de las bombas nucleares y esta preocupación fue lo que le llevó a conjugar los problemas del doble aparcamiento con la publicidad que supondría crear el primer refugio colectivo. Se dirigió a Protección Civil para pedir ayuda y consejos y allí le dieron animos técnicos, aunque no económicos para que fuera adelante. En Turismo le concedieron créditos para la construcción del hotel y más animos y, por fin, a través de un anuncio, se puso en contacto con el ingeniero industrial, Antonio Alcahud, director gerente de la empresa catalana ABQ, especializada en la contrucción de refugios (Antiatómicos, Bacteriológicos y Quimicos).En principio, el proyecto era utilizar parte del garaje para construir un refugio con capacidad para sesenta personas, pero de la primera idea se pasó a una segunda más ambiciosa, que ofrecía al ingeniero industrial catalán la oportunidad de crear su obra más grande y al propietario y constructor del hotel ser el hombre lanzado y original que dotaba a Talavera de la Reina de un refugio antiatómico con capacidad para cuatrocientas personas. En realidad, las trescientas camas del hotel y la familia y empleados de Justino Pérez.En cualquier caso, el refugio es una realidad y sus previsiones están pensadas para resistir una explosión nuclear de 1 kilotón (mil toneladas de TNT) a 250 metros del lugar; o una de 10 kilotones (similar a la de Hirosima) a 700 metros; una explosión termonuclear de 1 megatón (bomba de hidrógeno cien veces mayor que la de Hirosima) a 2.500 metros y, hasta una de 100 megatones (cien millones de toneladas de TNT o diez mil bombas de Hirosima) a 12.500 metros. Su diseño está pensado también para porteger a los ocupantes ante la bomba de neutrones, así como ante los efectos de armas químicas, bacteriológicas o convencionales. En tiempo de paz, las instalaciones serviran de garaje y de almacen de alimentos, conservas y mantenimiento del hotel.

La superficie del refugio abarca los bajos del hotel de trece pisos, unos 600 metros cuadrados, aproximadamente, y la estructura esta construida en hormigón armado. Su peso total es de 2.500 toneladas. Se cierra con una compuerta blindada especial que bloquea la rampa de entrada al garaje y tiene, además, otras ocho puertas con diferentes funciones de comunicación, esclusa y salida de emergencia.

El principio de autoliberación se garantiza mediante seis salidas de emergencia combinadas horizontal y verticalmente en diferentes puntos de la ciudad.

Sus diseñadores garantizan también la falta de claustrofobia y la permanencia máxima de dos semanas, ya que este es el tiempo calculado que tarda en desaparecer el peligro de radiactividad.Por si algún ocupante quisiera salir al exterior después de una explosión se ha dotado al refugio de trajes de protección radioactiva, máscaras antigas y para regresar será necesario que permanezca cerca de cinco minutos en el compartimento de descontaminación, para despojarse, pasado este tiempo, del traje y de la camara y ducharse después cuidadosamente, ya que las particulas alfa y beta, así como las cenizas radioactivas se fijan sobre todo en las uñas, el pelo y las cejas. Sin embargo, la vida en el interior está perfectamente planificada. Todo el refugio está presurizado. De esta manera se mantiene el aire interior a mayor presión que el exterior con el fin de evitar que, en caso de alguna fisura, entre aire exterior. Esta dotado también de aseos, con autonomía para los desagues, cocina industrial, almacén de víveres pensado para admitir quince toneladas, tanque de agua y producción de agua fria y caliente, grupo electrógeno con su correspondiente tanque de combustible, fosa fecal y aparatos de ventilación, filtrado y tratamiento del aire. Para conseguir un ambiente relajado se han utilizado pinturas claras para las paredes, colores alegres para las puertas y compuertas (amarillo, azul) y rojo oscuro para el suelo.

Ejemplo para la Administración

Justino Pérez ha hecho lo que en países industrialízados es responsabilidad de la Administración. En Suiza, por ejemplo, existen 23.000 refugios antiatómicos, mientras que en Suecia hay plazas para 8 millones de personas. La Unión Soviética es la nación más preparada, con un total de 175 millones de plazas y la contrucción. En cualquiera de estos paises, a los que habría que sumar Israel, Alemania y Estados Unidos, la realización del proyecto es responsabilidad del Gobierno.En nuestro país, esta responsabilidad no está contemplada, de manera que la responsabilidad de protegerse es de cada ciudadano. Esto ha motivado que 1.500 particulares se hayan construido su propio refugio utilizando las bodegas, garajes o sotanos de sus chalets, con un costo que oscila entre el millón y medio y los tres millones. Otros centros privados o de interes nacional, como el palacio de La Zarzuela o la Moncloa también tienen su propio refugio, donde está previsto la custodia también de documentos secretos y microfilms.

Pero, sin duda el mejor ejemplo de autoprotección lo ha suministrado el Vaticano, donde se ha construido un refugio con capacidad para 700 personas, además de cuadros, joyas y otras reliquias de la curia.

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