Síntomas de un tímido 'culto a la personalidad' de Andropov en la clausura de la reunión del Soviet Supremo de la URSS
Cuatro días de reuniones consecutivas -primero del Comité Central y luego del Soviet Supremo- no han cambiado gran cosa el panorama político soviético, a pesar de que, justamente, se esperaba lo contrario. Politburó y Gobierno siguen tal y como estaban el lunes, después de una semana que había sido precedida de oleadas de rumores. El único nombramiento mínimamente reseñable es el de Vitali Vorotnikov como miembro suplente del Politburó, lo que no es gran cosa. Cualquier cambio habrá de esperar por lo menos, hasta otoño, en que se volverán a reunir ambos organismos.
Aparte, claro está, queda la tanto tiempo esperada designación del secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Yuri Andropov, como presidente del Presidium del Soviet Supremo (jefatura del Estado), hecho éste que al fin se produjo el jueves.Este nombramiento ha servido para que ayer, en los discursos pronunciados por los 10 delegados del Soviet Supremo que intervinieron en la asamblea, se cumpliera con algo que, durante la era Breznev, era todo un rito: dedicar una parte de los discursos a felicitar al líder y halagar sus virtudes.
Hasta el momento, apenas existían síntomas de que con Andropov fuera a resucitarse el culto a la personalidad que fue norma durante los mandatos de los anteriores máximos dirigentes de la URSS. El retrato de Andropov -al contrario de lo que sucedía con el de Leónidas Breznev- sigue sin aparecer en las calles, como no sea acompañado de los otros miembros del Politburó, en vísperas de las fechas señaladas del régimen. Como máximo, su fotografía puede verse en alguna oficina. En los últimos meses aparecieron también unas cuantas citas de sus discursos sobre los paneles que, al efecto, se colocan en algunas grandes avenidas.
Un posible heredero
Como estaba previsto, el Soviet Supremo aprobó ayer -por unanimidad, naturalmente- una nueva ley laboral en la que se contempla el incremento de la participación de los trabajadores en la gestión de sus empresas mientras a la vez se refuerzan las medidas de disciplina y se les incita a aumentar la productividad.
Fue Gueidar Aliev, vicepresidente del Gobierno y miembro titular del Politburó desde después de la muerte de Breznev, quien presentó el proyecto de ley. A Aliev se le viene considerando como uno de los posibles sucesores del actual líder y tiene una considerable fama de duro e incorruptible, muy propia de los hombres que van ganando terreno durante este inicio de la era Andropov.
Precisamente ayer, Aliev -junto con el miembro del Politburó recientemente promovido también al secretariado, Grigori Romanov- recibió de manos del propio Andropov el título de héroe del trabajo socialista. El también miembro del Politburó Vladimir Shcherbitski fue galardonado con la Orden de Lenin.
Estas distinciones, sin embargo, no tienen por qué tener forzosamente significado político, ya que el régimen soviético-acostumbra condecorar a sus dirigentes cuando éstos cumplen edades redondas, que es el caso este año de los tres: Aliev y Romanov celebrarán los 60 años, y Shcherbitski, los 65.
El acto de entrega de condecoraciones -celebrado en el Kremlin con la ceremoniosidad habitual- dio oportunidad a Andropov de pronunciar unas breves palabras, en las que se felicitó por los resultados económicos obtenidos durante los primeros seis meses de este año que, según él, "no fueron malos".
Así finalizaba por fin una semana llena de falsos pronósticos. Ahora, previsiblemente, hasta el próximo otoño no se volverá a reunir el pleno del comité central ni la sesión ordinaria del Soviet Supremo, por lo que cualquier hipotético cambio queda aplazado.
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