Esa imagen
A mí no me parece mal que los de presidencia del Gobierno contraten a quien sea -incluso a los de Kiss & Hanley, que más bien parecen autores de comedias musicales- para potenciar la imagen de Felipe González en los U.S.A. Muy al contrario, creo que en ocasión tan importante como ésta -algo así como la puesta de largo de nuestro primer mandatario-, todos los hombres del presidente deberían reunirse a su alrededor como lo hicieron las chicas portorriqueñas de West Side Story en torno a María. Sería esplendoroso que, al final de la sesión Avón, don Felipe se nos pusiera a dar pataditas y a cantar I feel pretty, alegre y dicharachero, que hace cantidad de tiempo que no lo veo así.Personalmente, estoy por una cosa entre brioso avance sin miedo hacia el futuro y digno retroceso estremecido cuando se tercie. Quiero decir que nos jugamos mucho en ese viaje, y no se trata de ir con la trenka entonando la Internacional, ni tampoco de ponerse a cantar Mi FACAAAA con entusiasmo propio de Estrellita Castro. Más en la línea de Felipe González estaría, digo yo, un atuendo que incluyera cola de delfín y cabeza de pez martillo, pechitos de sirena y alerones de Pegaso, entradas capilares de sesudo padre de la patria y caderas de ajonjolí, todo ello aderezado con un bolso de pedrería para lucir en las reuniones de la Otan, conteniendo macizo cenicero a utilizar como arma arrejadiza en el momento en que alguien proponga salimos.
Es decir, que al señor Kiss y el señor Hanley se les va a poner más difícil que si tuvieran que escribirle música a las enseñanzas del mahauna Gandhi. Si yo fuera ellos le pediría ayuda a Pitita Ridruejo, pero mucho me temo que por allí ni saben quién es la dama. Cabe esperar que Julio Feo, que ya ha conseguido convertir al presidente en un vestigio, les eche una mano.
Como decía al principio, a mí no me preocupa que le cambien la imagen a Felipe González de cara a su viaje norteamericano, que le pongan sonrisa de vendedor de peines o de distribuidor de anfetas. Lo que me mantiene en vilo, con el alma entenebrecida y el cuerpo a punto de vuelo sin motor, es que se la dejen. Que lo del look austero nos lo colaron como una treta de campaña presidencial, y ahí le tenemos, hecho una teresiana.
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