Apretada agenda de las conversaciones que mantendrán en privado Felipe González y Pierre Mauroy
Los resultados de la cumbre de Williamsburg y los problemas monetarios, la situación centroamericana y la misión de paz del grupo Contadora, los resultados del último Consejo Atlántico, las perspectivas de la inminente cumbre comunitaria de Sttutgart y el balance de la cooperación antiterrorista hispano-francesa, son algunas de las cuestiones marcadas en la agenda del encuentro que a mediodía de hoy inician el primer ministro francés, Pierre Mauroy, y su anfitrión por 28 horas, el presidente del Gobierno español, Felipe González.
Pierre Mauroy llega a mediodía de hoy al aeropuerto de Barajas, desde donde partirá en helicóptero a una finca de Cuenca, en unión del presidente del Gobierno, Felipe González, para mantener conversaciones políticas en directo durante toda la jornada. El lunes, la visita privada incluye una audiencia con el Rey, a las 10.00, en el palacio de la Zarzuela; una sesión de trabajo con participación de algunos ministros españoles -específicamente, Morán y Boyer-; un almuerzo en la Moncloa, y una conferencia de prensa, a las 15.45 de la tarde, inmediatamente antes de regresar a París. La visita de Mauroy se poduce 20 días antes de la cumbre hispano-francesa fijada para los días 2 y 3 de julio en La Granja, con participación de cinco ministros por cada país, y en vísperas de la visita del presidente González a Washington.La visita de Pierre Mauroy empezó a concretarse hace tres semanas y la fecha definitiva se fijó antes del viaje latinoamericano de Felipe González, bajo tan estrictas medidas de discreción que en el Ministerio español de Asuntos Exteriores las primeras noticias se tuvieron el martes 7 de junio, por un cable de la agencia France Presse, que recogía el anuncio hecho por el palacio de Matignon, en París. El primer ministro galo viene acompañado de cuatro asesores. El primero, Bernard García, fue, hasta 1982, cónsul general de su país en Bilbao, donde se le consideraba hombre perfectamente informado sobre la problemática vasca en su vertiente política y en sus derivaciones de terroristas y refugiados, dialogante con la izquierda abertzale, a cuyos argumentos se mostró sensible. Estuvo amenazado en alguna ocasión por la ultraderecha. Recién instalado el Gobierno del PSOE, se habló de una negociación con los etarras a través de París, en la que figuraba destacadamente Bernard García. Las tareas de este último en Matignon cubren precisamente esa misma área, y su presencia junto a Mauroy asegura que la cooperación hispano francesa en torno al terrorismo en esa zona va a ser abordada.
Otro de los acompañantes del primer ministro francés es Antoine Blanca, embajador itinerante de la Presidencia de la República para América Latina. A Antoine Blanca se le atribuye cierta influencia en la declaración francomexicana del 28 de agosto de 1981 sobre El Salvador, que supuso un reconocimiento del Frente Democrático Revolucionario (FDR) de Guillermo Ungo, en favor del cual se pedía al Gobierno de San Salvador que abriera negociaciones. París ha escarmentado de iniciativas como la referida, que se pierden en el vacío de la discontinuidad y no ofrecen margen de maniobra real.
Por eso la actitud previsible de Mauroy sobre Centroamérica no se calcula que vaya mas allá de mostrar atención por el conflicto y sus perspectivas de evolución. Completan el equipo de Mauroy su asesor para asuntos de la Comunidad Europea (CEE) y su consejero de Prensa, Thierry Pfister, que trabajó como periodista en la sección de política exterior de Le Monde, y posteriormente, en Le Nouvel Obsevateur.
Todo hace pensar que la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, prevista del 17 al 19 de junio en Sttutgart, con la que concluye la presidencia alemana de la CEE, no va a sumar factores de peso en favor de la adhesión de España, que seguirá pendiente del todavía inalcanzable acuerdo sobre agricultura mediterránea y sobre incremento de los recursos propios. En esa óptica, la visita de Pierre Mauroy es, por parte francesa, un gesto adelantado de buena voluntad, tendente a evitar que París vuelva a ser la bestia negra de la defraudada opinión española. Fuentes bancarias creen saber que el primer ministro francés insistirá a Felipe González para que indique ante Reagan la necesidad de cambiar, sin más aplazamientos, la política monetaria norteamericana en la que se asfixian los países europeos.
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