La caída de Carmen Romero
Vaya mi protesta por el apresuramiento de EL PAIS en sacarnos, en lo alto de la primera página, a la bellísima Carmen Romero en situación poco airosa. Y queriéndola humillar, la ensalza; porque lo único que demuestra su caída es que está poco habituada a bajar, en traje de noche, escalinatas de palacios. No hubo tiempo más que para trabajar y sufrir.A montones habrá en nuestro país esposas de políticos y no políticos que, más viejas que Matusalén, hubieran bajado sin un traspiés la escalinata. Esas que no se han lavado unas bragas en su vida. Pero yo no las cambio ni por una uña de la fotografiada.
Mi admiración y mi respeto a la mujer de Felipe González. Y la llamo así porque, en mi escala de valores, es título muy superior al de esposa del presidente del Gobierno español. /
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