La rotunda victoria de Thatcher transforma al Reino Unido en el país más conservador y capitalista de toda Europa
Las elecciones del jueves, que han dado una mayoría parlamentaria de 142 escaños a Margaret Thatcher, y que suponen la victoria más importante del Partido Conservador desde la primera guerra mundial, convierte al Reino Unido en el país más conservador y decididamente capitalista de Europa, precisamente en el momento de su más grave crisis económica.
Thatcher ha afirmado que encara su segundo mandato "con gran humildad y responsabilidad", pero ha anunciado también que introducirá cambios importantes en su nuevo gabinete. Todo hace prever la desaparición de los elementos más significativos del ala moderada de los tory y el ascenso de personalidades como Norman Tebbit, actual ministro de empleo, o Cecil Parkinson, presidente del partido, considerados habitualmente como halcones.A la vista de los resultados finales, se puede afirmar que los laboristas han sufrido su peor derrota desde 1918, perdiendo más de tres millones de votos y 58 escaños, en relación con las elecciones e 1979. El fracaso laborista tiene tintes de tragedia, porque incluso han sido eliminadas del Parlamento personalidades como Tony Benn, representante del ala más izquierdista del partido, que era diputado desde hace 33 años, o Joan Lestor y Bob Cryer, conocidos políticos socialistas, que se presentaban en distritos seguros y que no han estado ausentes de la Cámara desde hace más de 18 años.
Michael Foot, el líder laborista, ha aceptado su parte de responsabilidad en la derrota. "Este resultado es una tragedia para el Reino Unido. Las consecuencias de la victoria conservadora van a ser muy serias, tanto para nosotros como para el resto del mundo". Foot hizo un llamamiento a su propio partido para "empezar a preparar desde ahora mismo las próximas elecciones", pero, por el momento, lo único que preparan los laboristas es su sucesión. Tres candidatos se dibujan con fuerza para el liderazgo del partido en la conferencia que celebrará el próximo otoño: Neil Kinnck, Roy Hettersley y Peter Shore. Denis Healey, representante del ala moderada, sufrirá probablemente la misma suerte que Foot, con quien ha compartido la dirección del partido desde 1981. Los laboristas buscan ahora un líder más joven, con vistas a 1987, y Healey tiene ya 66 años.
Para Michael Foot, las causas del derrumbe socialista hay que buscarlas en la aparición del SDP (Partido Social Demócrata), que ha logrado, precisamente, los tres millones de votos perdidos por los laboristas y sólo seis escaños. "No han sido capaces de romper el esquema político de Gran Bretaña, como pretendían, pero han favorecido a los conservadores", repitió Foot. Dos de los miembros de la banda de los cuatro, que desertó del partido laborista y fundó el SDP, no han conseguido mantener su escaño. Shirley Williams y William Rodgers no estarán presentes en el próximo Parlamento.
El líder liberal, David Steel, que ha conseguido 17 escaños, seis más que en 1979, protestó vehementemente por el sistema electoral británico, que hace que la alianza liberal- socialdemócrata, con sólo dos puntos menos de voto popular que los laboristas, vaya a estar representada únicamente por 21 diputados, frente a los 210 socialistas. Steel pidió un referéndum popular para reformar el sistema electoral, pero sus pretensiones son ilusorias. Ni los conservadores ni los laboristas tienen el menor interés en abrir la puerta del poder a una tercera fuerza.
Menos apoyo popular
La primera ministra, que no suele hacer gala de un gran sentido del humor, prodigó ayer, sin embargo, las bromas. "Ahora vamos a gobernar y a prepararnos para ganar un tercer mandato", dijo riendo francamente. Thatcher es el primer líder conservador desde principios de este siglo que consigue ganar dos elecciones generales consecutivas. Sin embargo, no ha logrado aumentar su voto popular, que es ligeramente inferior al que tuvo en 1979. La gran diferencia de escaños, 58 más que en la legislatura anterior, se debe fundamentalmente a la división del voto de oposición entre los laboristas y la alianza. Los moderados de su propio partido intentarán hacerle ver que su arrolladora victoria parlamentaria no se corresponde equilibradamente con el apoyo popular de que dispone, y que durante los primeros meses de su nuevo mandato debe: actuar con gran prudencia, para borrar la profunda animosidad que despierta en algunos sectores importantes del país.
La primera ministra sorprendió ayer a todo el mundo dando las gracias públicamente a su marido Denis Thatcher, "que ha sido absolutamente maravilloso". Denis, que se mantuvo en un discreto segundo plano durante toda la campaña electoral, compartió desde la ventana del número 10 de Downing Street los aplausos destinados a su mujer y al presidente del partido tory.
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