'Jack Cuchilla' siembra el pánico entre las mujeres de un barrio romano

Le llaman Jack Cuchilla, y está sembrando el pánico en uno de los barrios más grandes de Roma, el Apio-Latino tuscolano, con más de medio millón de habitantes. Se divierte rajando el rostro de las mujeres, a todas en el lado derecho. Lo ha hecho ya con ocho en siete días. Empezó con ancianas, después más jóvenes y ahora arremete con las niñas.

La táctica es siempre la misma: un golpecito en la espalda de la víctima escogida, en plena calle, y cuando la mujer asustada vuelve la cabeza, la cuchilla de afeitar ataca con mano firme.

Y no hay quien descubra al loco o a los locos, porque según las mujeres agredidas podrían ser varios, o bien uno que se disfraza.

Lo cierto es que la gente está asustada. Más de 200 policías, junto con carabineros y con muchos voluntarios del barrio, vigilan día y noche para descubrir al maníaco. Hay hasta guardias en los tejados de las casas, con la metralleta dispuesta.

Las mujeres no se atreven a salir solas a hacer la compra o a llevar a los niños al colegio. Muchos maridos tienen que asistir irregularmente al trabajo para acompañar a sus esposas, que tienen miedo. Y la psicosis lleva a detener o a sospechar de ciudadanos que nada tienen que ver con los hechos. Crece la paranoia. Ayer, el metro estuvo parado dos horas porque una llamada de teléfono indicó que Jack Cuchilla estaba allí. Hasta el diario Repúbblica dedica una página entera al caso.

Los expertos aseguran que se trata de un esquizofrénico que desea vengar a su madre.

Ni que decir tiene que en Roma no se habla de otra cosa en los autobuses, en los mercados y en los bares y oficinas. Dicen que los más divertidos son los niños, a quienes el loco de la cuchilla les excita la fantasía, aunque por la calle se agarran fuerte a la mano del papá o de la mamá y miran continuamente hacia atrás.