La Unión Soviética expulsa a un diplomático de EE UU sorprendido en actividades de espionaje
Un diplomático norteamericano, Luis Thomas, fue sorprendido el pasado jueves mientras realizaba labores de espionaje en Moscú, por lo cual las autoridades soviéticas anunciaron ayer su expulsión.
Según una nota difundida ayer tarde por la agencia oficial Tass, el Comité de Seguridad del Estado (KGB) sorprendió a Thomas mientras realizaba "un acción de espionaje" y, posteriormente, se obtuvieron pruebas que lo vinculaban a "actividades de inteligencia incompatibles con su condición oficial".Tass añadía también que Thomas había sido declarado persona non grata, si bien no decía qué plazo se le había concedido para abandonar el país.
Faltan precisiones
Un portavoz de la Embajada estadounidense se limitó ayer a confirmar esta expulsión y dijo que Thomas estaba preparando ya su marcha.En cualquier caso, el diplomático -que tenía rango de agregado- debía regresar pronto a su país, ya que estaba a punto de finalizar su estancia de algo más de dos años en la URSS.
Ni Tass ni la Embajada norteamericana dieron mayores precisiones sobre la "actividad de espionaje" a la que se dedicaba Thomas cuando fue sorprendido el pasado jueves.
El último espía norteamericano sorprendido in fraganti del que se tienen noticias fue el primer secretario, Richard Osborne, expulsado el pasado 10 de marzo, después de que el KGB -según la información dada por Tass- lo detuviera mientras manejaba un transmisor portátil de radio, destinado a enviar información vía satélite a Estados Unidos.
Desde entonces, la Prensa soviética ha vinculado en diversas ocasiones a la Embajada norteamericana con este tipo de actividades. Hace un par de días se acusaba a un agente de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA) de crear en la capital soviética la secta Hare Krishna.
En esa misma información se anunciaba que los miembros moscovitas de este grupo religioso habían sido condenados por los tribunales soviéticos.
La pasada semana, la agencia oficial Tass hacía pública la expulsión del país de una joven norteamericana, que trabajaba como ama de llaves en casa de unos compatriotas diplomáticos, por participar en una reunión clandestina de la secta protestante Testigos de Jehová. Se le acusó también de no haber respetado la norma impuesta a los residentes extranjeros en Moscú que obliga a pedir permiso a las autoridades cada vez que se pretenda viajar fuera del perímetro de la ciudad.
Tass vinculaba asimismo a la joven norteamericana con los centros de espionaje de Estados Unidos que, según dicho órgano informativo, patrocinan las actividades de este grupo religioso.
El mes pasado, el diario oficial soviético Pravda informó de la expulsión de uno de los vicecónsules de Estados Unidos en Leningrado, pero no daba fechas y, además, el nombre facilitado por el periódico no coincidía con el de ningún diplomático de Estados Unidos que hubiera estado destinado en la Unión Soviética durante las últimas décadas.
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