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Polonia boicoteará la 69ª Conferencia Internacional del Trabajo, que comienza hoy en Ginebra

Polonia boicoteará la 69ª Conferencia Internacional del Trabajo, que se abre oficialmente hoy en Ginebra. En una declaración enviada al director general de la OIT, el Gobierno de Varsovia rechaza la constitución de una comisión investigadora sobre la situación sindical polaca, según informó France Presse. El embajador Stanislas Turbanski anunció ayer la ausencia de los delegados polacos a la conferencia, tanto los gubernamentales, como los empresariales o de los trabajadores. En la declaración, Polonia anuncia que abandorá la OIT si no se suprimen las medidas adoptadas por la Organización Internacional del Trabajo contra Polonia.

A la cita acudirán las delegaciones gubernamentales, sindicales y patronales de los 150 países miembros de la OIT. La presencia española será numerosa, a juzgar por las acreditaciones. El Gobierno estará representado por funcionarios de los ministerios de Asuntos Exteriores y de Trabajo, encabezando la delegación el ministro Joaquín Almunia. La titularidad de la patronal española la ostentará en esta ocasión Javier Ferrer Dufol (CEOE), y la de los trabajadores, Nicolás Redondo, a quien acompañarán dos técnicos de UGT, tres de CC OO y uno de ELA-STV.El director general de la organización, Francis Blanchard, comenta a EL PAÍS el orden del día de la conferencia y se referiere, al filo de la conversación, a otros temas de actualidad: el paro, las libertades sindicales, la situación en Polonia, su próxima visita a España y la posibilidad que tiene nuestro país de presidir la próxima asamblea mundial del trabajo.

"La agenda", dijo, "es excepcionalmente densa. Vivimos tiempos difíciles, pero la OIT no esquivará ningún tema. Dentro del marco de la política socio-laboral de la organización hay aspectos críticos, por no decir dramáticos, que surgirán en el debate sobre el empleo, las consecuencias sociales de la industrializ ación, los derechos de los emigrantes en materia de seguridad social o la readaptación profesional. Habrá también un gran debate sobre la libertad sindical, la negociación colectiva, los trabajos forzados y la discriminación. Personalmente, espero que la conferencia, en su gran sabiduría, haga prueba de voluntad política y adopte las enmiendas constitucionales que se imponen, a fin de acabar con la estructura actual del consejo de administración".

Después de señalar que el tema del presupuesto no le quitaba el sueño, se refirió al regreso inminente de la República Popular China a la OIT, acontecimiento que calificó de considerable, por la dúnensión e importancia del país y por la dimensión verdaderamente universal que adquiere la propia OIT.

"Todo es político"

En cuanto a la posible polítización de los debates al examinar la situación en los territorios ocupados, Blanchard añadió: "Todo es político: los salarios, la libertad sindical, la seguridad social... Los problemas de Oriente Medio están ahí". "La conferencia no debe, sin embargo", insistió, "convertírse en un campo de batalla, con discusiones estériles que no tienen nada que ver con las responsabilidades de la OIT. Sería extravagante y tampoco creo que sea la ambición de los países árabes", precisa, "intentar encontrar en este marco una solución política a los problemas de Oriente Medio. Es muy normal que la OIT se preocupe por las condiciones de los trabajadores en los territorios ocupados, y yo mismo someteré un informe a la conferencia que hace mención de las medidas positivas introducidas por las autoridades israelíes y de los problemas que crea la política de asentamientos. Habrá, sin duda, un debate que puede ser muy político, duro y violento, pero espero que todo el mundo conserve la sangre fría".El problema que obsesiona, no obstante, a los países industriafizados es el paro. El desempleo ha adquirido proporciones alarmantes en los países industrializados. En el Este, los problemas han sido aparentemente resueltos, pero poéo conformes con los principios de la libertad de trabajo. En el Tercer Mundo, más de 500 millones de seres humanos viven en la miseria. La OIT no tiene, sin embargo, ninguna receta para acabar con esta lacra, pero sí una gran ambición. "Nuestra obsesión, y estamos profundamente convencidos de ello", dice Blanchard, "es que hay que tender al pleno empleo, satisfacer las necesidades básicas, esenciales de las gentes, para dar pan y trabajo a todos según la fórmula consagrada". Insiste: "Hay que restablecer las condiciones del crecimiento, hay que intentarlo por lo menos, y no excluir del debate la carrera armamentista. El desarrollo económico, el crecimiento, están íntimamente ligados al armamento. Los países industrializados occidentales, y por qué no, también los del Este, al mismo tiempo, deben responder a este desafio, apostar por el desarollo del Tercer Mundo".

Tras aceptar que la filosofia del tripartismo es muy dificil de llevar a la práctica, Blanchard sostuvo que "hay que introducir la dimen sión tiempo en cualquier proceso de democratización. Esta batalla", dijo, "la perderemos si somos muy impacientes". Mientras tanto, en los países del Este los sindicatos, la patronal y el Gobierno se confunden. En Latinoamérica, las dic taduras son numerosas, la oligar quía patronal se confunde con el Gobierno y el esquema es válido para otras partes del mundo. En África, en Asia, en el Tercer Mundo en general, las democracias son más bien raras y los sindicatos libres e independientes, también. En definitiva, el tripartismo es más aparente que real.

En materia de libertad sindical, las quejas son cada vez más numerosas, y como la OIT, no dispone de un ejército ni de cascos azules para hacer aplicar sus recomendaciones, algunos Gobiernos las ignoran. "Disponer,de una especie de fuerza pública internacional para hacer respetak aquellos derechos de la competencia de la OIT% dice, "me parece interesante, pero estamos,en el amanecer de las relaciones" internacionáles, y este tipo de acciones se desarrollan con extrema lentitud y prudencia. Los intereses de cada nación son extraordinariamente variados, por no decir divergentes o contrapuestos.. Pero a falta de cascos azules, creo que la OIT ha adquirido suficiente autoridad moral como para haber conseguido en los últimos 15 años liberar a más de 1.000 líderes sindicales en diferentes países".

La OIT ha decidido constituir una comisión de encuesta para que siga de cerca la evolución sociolaboral en Polonia. El diálogo con las autoridades de Varsovia es más que dificil. "Nuestra posición frente a las autoridades, el Gobierno y los sindicatos", dice Blanchard, "no ha variado. En 1979 dijimos que las antiguas estructuras sindicales no valían para nada, que había que reformarlas completamente, pero no nos hicieron caso. Después, nos hemos puesto a la disposición del Gobierno y las organizaciones sindicales tras la Íón de los acuerdos de supresi Gdarisk. Cuando, "en octubre de 1982, fue promulgada la nueva ley sindical, yo propuse al Gobierno polaco", afirma Blanchard, "que no disolviera los sindicatos existentes, sino que les invitara a poner sus estatutos en armonía con las nuevas disposiciones.

Al referirse a las nuevas tecnologías, al desarrollo de la informática y la robótica, añadiría: "Creo que va en el sentido de la historia. Nada podrá parar el progreso, y muy probablemente cree tantos puestos de trabajo como pueda supriinir. En nuestra concepción del empleo hay qhe tener en cuenta al hombre, pero también a la máquina. Luego es cuestión de adecuación, de reajuste estructural".

Aspiraciones españolas

Y al recordarle que la presidencia de la próxima asamblea mundial del trabajo le corresponderá a Europa, EL PAÍS insistió: "¿Tendría España alguna posibilidad si aspirase al cargo?" "Excelente idea", respondió. "Aspirar puede y medios tiene, pero esas cosas se discuten dentro del grupo de países europeos", y luego, mirando a José Antonio Aguiriano, antiguo diputado del PSOE por Álava y en la actualidad el funcionario español de mayor rango dentro de la organización, añadió: "¿No podría ocuparse usted de eso con sus compañeros? No me refiero a los vascos, a los otros (Gobierno)". Y al despedirse insistió: "La ocasión está ahí. El resto ya no es problema mío".

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