24.000 personas participaron en el 'puente por la paz' en Zaragoza
Marcos Maza, un niño de nueve años, que escribió un poema titulado Un día llegó la paz, asegura que le impresionaron las metralletas cuando ayer, junto con una comisión ciudadana que encabezaba el "Puente por la paz", entregó su redacción y las firmas pidiendo el desmantelamiento de la base al centinela de la misma. Este acto fue la culminación de la campaña organizada por el colectivo Por la Paz y el Desarme, a la que se han sumado todos los partidos de izquierda, incluido el PSOE, las centrales sindicales; y numerosos colectivos y organizaciones ciudadanas. En el acto participaron también delegaciones extranjeras.Unas 25.000 personas participaron ayer en el "Puente por la paz", una cadena humana que unió un colegio de Zaragoza, "símbolo de paz y esperanza", y la base de utilización conjunta, "símbolo de guerra y destrucción". A lo largo de 14 kilómetros, la distancia que separa el colegio nacional del Castillo Palomar y la base militar, las pancartas, las banderas de todas las regiones, las pintadas y los gritos, respondieron al lema "Bases no, yanquis, fuera".
El despliegue de las personas concentradas en cuatro puntos distintos del puente se inició a las doce de la mañana, y a las 13.30 horas la cadena humana estaba ya formada. Se observaron algunos huecos, sí bien en otros puntos la aglomeración de, gente era patente. Mientras las 25.000 personas participantes -entre ellas dirigentes de diversos partidos, como Gerardo Iglesias, secretario general del PCE, concejales socialistas y el comunista del Ayuntamiento de Zaragoza-, entonaban El canto a la libertad del cantautor José Antonio Labordeta, una comisión cívica integrada por un minusválido, sindicalistas, universitarios, intelectuales, mujeres, representantes del colectivo Por la Paz y el Desarme y un niño, traspasaba la barrera y penetraba en la base para entregar simbólicamente al centinela las más de 60.000 firmas pidiendo el desmantelamiento de la instalación y el poema escrito por un niño zaragozano, al mismo tiempo que se soltaban cuatro palomas.
El centinela recibió a la embajada con un saludo militar y un representante del colectivo le entregó las firmas "en nombre del pueblo de Zaragoza y del pueblo español y con un mensaje de paz". El poema, seleccionado entre los escolares zaragozanos, se titula Un día llegó la paz y dice: "Los fusiles disparaban flores, los cañones se oxidaron, los soldados se vistieron de rosa y el campo de verde. Los aviones transportaban flores, un burro que llevaba balas, llevaba ahora libros. El campo de batalla se convirtió en parque infantil, los autores no pusieron más guerra, hambre y muertes. Los niños jugaban alegres, el cielo se esclareció, ningún avión voló, sólo pajarillos y palomas: un día llegó la paz y la guerra no volvió".
El espléndido día contribuyó a la organización del acto, que transcurrió en completa normalidad, con gran colorido, dado el despliegue de motivos alusivos a las bases y a la presencia norteamericana, por ejemplo un camión lleno de misiles de cartón, o una caravana de ciclistas. La organización tan solo denunció el boicoteo, durante las tres cuartas partes del acto, de sus emisoras de radio, ya que alguién emitió, en su misma frecuencia, el desfile de las Fuerzas Armadas.
También en las proximidades de la base, custodiada por miembros de la Guardia Civil, se registraron momentos de cierta tensión al pasar junto a la cadena humana furgonetas o coches de norteamericanos y varios aviones, que en repetidas ocasiones sobrevolaron el recorrido, momento en el que arreciaron los gritos de "Yanquis fuera, bases no", pidiendo un referéndum sobre la OTAN o contra Reagan.
También lamentaron los organizadores que algunos partidos, desoyendo el llamamiento, exhibieran pancartas con consignas partidistas, cuando "se pretendía que fuera una jornada eminentemente ciudadana".
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