Satisfacción por el apoyo a los euromisiles
Cuando en Bonn el presidente del Gobierno, Felipe González, prestó su apoyo y solidaridad a la doble decisión de la OTAN de 1979 sobre los euromisiles, un sentimiento de satisfacción recorrió los pasillos de la OTAN en Bruselas. Y sin embargo Felipe González no explicó el porqué de su actitud, ni, por supuesto, el porqué de la doble decisión. No obstante, el Gobierno, que en estas declaraciones ha ido mucho más allá que su predecesor, parece estar prestando una mayor atención a la cuestiones del control del armamento nuclear y del desarme, con la reciente creación, dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores, de una Dirección General de Asuntos de Seguridad y Desarme. ¿Cabe esperar que al fin se defina una postura española sobre las negociaciones de Ginebra y la doble decisión?Éste es el tema que sin duda surgirá en las conversaciones que mantendrá este fin de semana el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, en Moscú; el mismo tema que surgió durante la visita de Felipe González a la República Federal de Alemania. ¿Puede España menear la cabeza de arriba abajo a las posturas formales de la OTAN, que en privado, e incluso en público, son criticadas por buen número de los aliados?. Estando en la OTAN, el Gobierno ha tenido acceso a toda una información que no suele filtrarse al público en la cuestión de las negociaciones de Ginebra entre EE UU y la URSS. Conviene recordar que si éstas no llegan a un resultado positivo, en diciembre según un programa que durará cinco años, la OTAN comenzará a desplegar 572 misiles Pershing II y de Crucero.
En medios diplomáticos españoles se están empezando a fijar los datos necesarios para que España pueda adoptar su propia postura. El razonamiento parte de la consideración de que los SS-20 soviéticos pueden alcanzar las Canarias, por lo que España no se queda militarmente al margen del gran debate, y ello sin olvidar, además, la presencia de las bases norteamericanas en suelo español y la proximidad de dos territorios militarmente integrados en la OTAN: Portugal y Gibraltar. Se empieza por analizar el interés que puede tener la Unión Soviética para desplegar los S S-20 y para modernizar, según esta visión, con una tecnología de punta imparable, los obsoletos SS-4 y SS-5. La URSS no podía prever la crisis Este-Oeste -e intraoccidental- que se iba a derivar de esta decisión.
Pero el aspecto político de esta cuestión es aún más fundamental. La garantía del paraguas nuclear estadounidense en Europa ha dejado de existir con la llegada de la paridad estratégica. La OTAN no dispone de armas similares al SS-20, ni siquiera con el Pershing II. Por ello no basta el simple cálculo aritmético. Para estos medios españoles, el Pershing II es un arma ofensiva, pero necesaria, y no se puede dejar el monopolio de estos sistemas a la URSS. Es necesario, quizá, volver a un plano más amplio y ligar las negociaciones sobre los euromisiles con las START, que afectan a las armas estratégicas, aunque este último concepto también es polémico, ya que si los étiromisiles no son estratégicos para los EE UU, sí lo son para Europa.
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