Solemnidad en el homenaje a la bandera celebrado en Burgos con la presencia del Rey
Con la habitual solemnidad de años anteriores, los Reyes de España presidieron ayer en Burgos el acto de homenaje a la bandera, dentro de la semana de las Fuerzas Armadas, que culminará hoy con un desfile militar en la capital castellana. La atención del acto se centró en el presidente del Gobierno vasco, Carlos Garaioetxea, quien, en contra de lo anunciado, se limitó a realizar un gesto de respeto a la enseña nacional, pero no llegó a inclinar su cabeza ante la misma.
El acto de homenaje a la bandera, celebrado en el aparcamiento situado en el antiguo cuartel de Caballería, se inició a las 20.00 horas, poco después de que sobre la ciudad cayera una fuerte tromba de agua. Tras la llegada del Rey al lugar, el jefe del Estado, que vestía uniforme de Capitán General del ejército de Tierra, saludó a las autoridades presentes y, seguidamente, pasó revista, acompañado del presidente de la junta de jefes de Estado Mayor, a los 1.200 hombres que formaban en la explanada, pertenecientes a los tres ejércitos.A continuación, la familia real se situó en la tribuna central. En la de la derecha, se colocaron, por este orden, el presidente del Gobierno, los titulares del Tribunal de Cuentas y del consejo general del Poder Judicial, los ministros de Justicia, Interior, Administración Territorial, Presidencia, Transportes y Cultura, y, seguidamente, los presidentes de las comunidades autónomas de Castilla-León, País Vasco, Cantabria, Navarra y Rioja. En la tribuna de la izquierda, se situaron el ministro de Defensa, seguido de los miembros de la junta de jefes de Estado Mayor y de las primeras autoridades militares de la VI Región Militar (Burgos).
Poco después, el Rey hizo entrega a un oficial de una gran bandera destinada a ser colocada en un gran mástil, de unos diez metros de altura, instalado en el centro de la explanada, en cuya base figuraba un escudo de España. Segundos antes de ser izada la enseña, a través de la megafonía se invitó a todos los presentes a saludar a la bandera, como símbolo de la unidad de la Patria. En ese momento, todos los fotógrafos enfocaron sus cámaras hacia Carlos Garaikoetxea, mientras los militares se cuadraban y las autoridades civiles inclinaban sus cabezas durante el minuto largo que duró el izado de la bandera.
Garaikoetxea, sin embargo, se limitó a realizar un gesto de respeto, pero no a inclinar- su cabeza, extremo que tampoco llegaron a realizar los ministros de Justicia, Interior y Administración Territorial. Algunos militares cercanos al grupo de periodistas se apresuraron a poner de relieve la acción de Garaikoetxea, que fue más ostensible porque a su lado se encontraba el presidente de la comunidad castellano-leonesa, Demetrio Madrid, quien sí mantuvo fuertemente inclinada su cabeza.
Por la mañana, el Rey asistió a otros actos, siempre en medio de las fuertes medidas de seguridad previstas en el Plan Condal, en el que participan más de 1.200 policías. A las 13.00 horas, el Rey y los miembros de la junta de jefes se desplazaron a la Plaza de España, donde el jefe del Estado inauguró un monumento a las Fuerzas Armadas. El monumento está constituido por tres grandes arcos -símbolos de los tres ejércitos-, en cuyas bases hay tres figuras que representan la paz, la justicia y la libertad. La obra, de unos dieciseis metros de altura, culmina en un águila imperial, y ha sido realizada por el escultor Juan de Ávalos, autor también, entre otras obras, de las estatuas instaladas al pie de la gran cruz del Valle de los Caídos de Madrid.
En el curso de este acto, el alcalde de Burgos, José María Peña del Grupo Popular, pronunció ante unas 3.000 personas un discurso calificado de "integrista" por varios de los presentes. El alcalde, que el pasado viernes, durante la bienvenida de los Reyes, recordó que "el Cid era creyente y mariano", señaló ayer: "parece que el concepto de Patria estuviese en desuso; hay como una cierta reticencia a pronunciarlo y se suple con expresiones académicamente acerdadas pero afectivamente escasas. Cierto quenuestro país es la configuración geográfica que marca unas fronteras, pero este país tiene nombre propio, hermoso y etern ; este país, de norte a sur, de este a oeste, desde el cielo hasta el suelo, se llama España".
Precisamente Peña protagonizó ayer un incidente ante la sede del ayuntamiento, en la recepcion ofrecida, a los Reyes. Poco antes de la llegada de éstos, indicó ostensiblemente al presidente del Gobierno que se situara detrás de él, a unos cien metros, ya que el alcalde era quien debía recibir en primer lugar al jefe del Estado. Posteriormente, el alcalde decidió, inicialmente, no saludar a Felipe González tras la llegada del Rey, Juan Carlos quien invitó al propio Peña a que saludara al jefe del Gobierno.
En sus palabras en el ayuntamiento, el Rey dijo a los burgaleses que su vida "no se cierra ni concluye en el pasado, sino que es una invitación y una proyección hacia el porvenir". "Luchad por vuestro presente", señaló.
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