Manolo Vázquez torea mañana su última feria de San Isidro
Manolo Vázquez, que se despide del toreo al final de esta temporada, torea mañana su última corrida de San Isidro, su festejo número 32 dentro de las ferias isidriles a lo largo de su distinguida carrera. Luego, en septiembre, volverá para despedirse de la afición madrileña, y después se corta la coleta en Sevilla. Termina así una trayectoria importante, marcada, sobre todo, por la naturalidad."Eso es lo más difícil en los toros, la naturalidad", decía ayer Vázquez, de 52 años. "Estar ante los toros de una forma natural, andarles con naturalidad y ejecutar las suertes sin retorcimiento. No siempre se consigue hacer estas tres cosas en un mismo toro". No es extraño que los dos toreros que más ha admirado Vázquez hayan sido matadores de una exquisita naturalidad: su hermano mayor Pepe Luis y Antonio Bienvenida.
"Ves a grandes figuras como mi hermano y Antonio Bienvenida y luego haces las cosas con tu particular forma y modo, sin forzar la figura", dijo el torero.
Manolo Vázquez no cree que este elegante enfoque sea minoritario. "Cuando toreas de verdad, sin salir de una línea de toreo puro y sano, te entiende todo el mundo", añadió. "Suenan las palmas dentro de la plaza e incluso fuera".
"Yo volví a los toros en 1981 por inquietud", prosiguió Vázquez. "Me encontraba fuerte". Aquella primera temporada triunfó en Sevilla y salió a hombros por la Puerta del Princípe. En la feria de este año le dieron un premio a la mejor faena y otro a los mejores pases naturales. "He dado algún rato malo a los aficionados", manifestó Vázquez, "pero algunas satisfacciones también. He hecho cosas importantes en el toreo que perdurarán".
Para ponerse a punto para la plaza, Manolo Vázquez torea mucho en el campo. Los días que no torea, anda a buen ritmo un mínimo de 15 kilómetros, llevando un bastón de metal. "Tengo un recorrido marcado y tardo varias horas. Voy pensando en mis cosas, soñando faenas inalcanzables".
Vázquez piensa torear unas 15 tardes esta temporada. Ya lleva tres corridas, una en Almendralejo y dos en la feria de Sevilla. Cuando se retire definitivamente, Manolo Vázquez se dedicará a su ganadería -no brava- y a unos negocios que tiene montados. Tiene tres hijas y un hijo, que no quiere ser torero. Su sobrino, Pepe Luis Vázquez, será el encargado de continuar la dinastía.
Por un lado, Vázquez ha notado el paso de los años, pero dice que la edad ha influido poco en su forma de torear. "Incluso los años te pueden dar más confianza ante el toro", observó. "Hay más conocimientos, más sosiego y tranquilidad". Y más naturalidad.
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