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Exploran una cordillera sumergida en el Ártico, un accidente que no figura en los mapas

Mientras 36 científicos y técnicos trabajan en un campamento bien acondicionado contra el frío, a lo largo de las heladas y soleadas noches, tratando de arrancar sus secretos al océano Ártico, planean sobre sus experimentos interrogantes sobre límites de soberanía y política internacional en los que se encuentran involucrados Canadá, la Unión Soviética y Estados Unidos.

Los científicos son parte de la expedición canadiense para estudiar el Alpha Ridge, que comenzó a finales de marzo y debe terminar cuando se quiebre el hielo a principios del verano ártico. La expedición, conocida bajo el nombre de César, está patrocinada por el Ministerio canadiense de Energía, Minas y Recursos con el objetivo de realizar el levantamiento cartográfico de la enorme cordillera submarina, que parece ocupar un territorio superior al de los Alpes."Esta cordillera es el único de los grandes accidentes geográficos de la superficie terrestre que todavía no está dibujado en los mapas, y se conoce mal", explicaba Hans Weber, director de los trabajos científicos de la expedición, en un día en que la temperatura se acercaba a los 40º C bajo cero. "Disponemos de una oportunidad fantástica para recoger datos, que podremos después analizar a lo largo de varios años", señala este geólogo, de origen suizo, que participa del entusiasmo puramente científico de los expedicionarios.

Sin embargo, Christopher Bunting, portavoz del ministerio canadiense, no oculta los fines prácticos que pretenden conseguir los patrocinadores de la expedición. "La presencia en el Artico es importante para nosotros si Canadá va a ser competitivo en esta zona del globo, y la soberanía de la zona es una de nuestras preocupaciones". Bunting se refería a diversas pruebas de carácter científico que pueden establecer si el Alpha Ridge es una extensión de la plataforma continental canadiense, o si la cadena de picos sumergidos surgió de una antigua erupción volcánica.

Bajo el Tratado del Mar, que Canadá ha firmado, y no así Estados Unidos, una nación tiene 10 años para establecer sus derechos respecto a zonas económicas que se encuentren más allá de las extensiones geológicas sumergidas de su masa continental. Aunque no se han definido exactamente todavía los aspectos más delicados de este tratado, sería posible que Canáda pudiera hacer valer sus derechos en gran parte del Ártico.

Entre los experimentos más importantes que podrían avalar esta tesis están los análisis químicos y geológicos del sedimento y el material obtenido mediante perforaciones del terreno en los picos de Alpha y su comparación con muestras obtenidas en las playas de las islas canadienses en el Ártico. También se están estudiando la sismografía, el movimiento de las corrientes, el campo electromagnetico y las variaciones en la gravedad.

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