Errores no históricos sobre la Universidad
Valeriano Bozal comete, en mi opinión, varios errores sobre la Universidad en su artículo del pasado sábado, pero no creo que se trate de un error histórico, sino de varios errores de bulto.Uno deellos consiste en lamentar la jerarquización que trata de imponer la nueva LRU cuando "en algunas universidades (...) los profesores obtuvieron representación en el claustro en atención a su condición de doctores o no doctores, superando (?) la vieja estamentalización / compartirrientación numerarios / no numera,rios o en catedráticos / adjuntos / encargados / ayudantes". Pues bien, si Bozal se toma la molestia de leer el proyecto de ley, verá que el criterio de representación en el claustro (para todas las universidades) pasa precisarriente por la distinción doctores / no doctores.
Otro error es su afirmación de que "los directores de departamento debían ser elegidos por los miembros del mismo, y podía ser elegido cualquiera de sus profesores, no necesariamente un catedrático, no necesariamente un funcionario". Yo no sé a qué país se está refiriendo con ello Bozal, pero desde luego no debe ser a España. Puede que exista algún departamento en que haya ocurrido esto, pero, como todos sabemos, del "ser" (especialmente cuando "son" tan pocos) no puede derivarse el "deber ser".
Sigue luego afirmando que "otro tanto sucedió con cargos directivos de más alto rango, decanos por ejemplo". Francamente, me parece que el error de Bozal no es histórico, sino geográfico: ¡se ha
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equivocado de país! Hasta ahora sólo podían ser decanos, de jure, catedráticos, y, de facto, lo han sido también algunos agregados (siempre numerarios, es decir, funcionarios), lo que, por cierto, ha originado no pocos problemas. Con la LRU (siguiendo la reciente ley de medidas urgentes) podrán serlo también los profesores adjuntos (o profesores titulares en la nueva denominación).
La aversión de Bozal hacia la condición de funcionario y su defensa del contrato laboral obedece, en mi opinión, a una especie de realismo verbal que le lleva a suponer que detrás de un contrito laboral hay siempre un "trabajador" (en el sentido mítico de la expresión) con una "retribución digna", con "estabilidad" y con "posibilidad de promoción" (¡no puedo creer que se está refiriendo con ello a un país capitalista -y no siquiera de los más avanzados- como España!) y detrás de un funcionario hay siempre un "burócrata". Las "formas jurídicas", sin embargo, no son esencias metafisices; la situación jurídica de funcionario puede cubrir perfectamente todas las necesidades que él señala (mejor que un simple contrato laboral) y, por supuesto, no tiene por qué ser vitalicio, sino que puede (y, desde luego, debe) estar sujeto a controles.
Finalmente, la LRU es, sin duda, sumamente generosa para con los profesores no numerarios (lo cual me parece muy bien), y lo que Bozal llama "nueva oposíción" es algo cualitativamente distinto de las viejas oposiciones", al menos en un punto: no supondrá una enorme pérdida de tiempo para el opositor / concursante, como es el caso actual. Es posible, sin embargo, que los nuevos concursos sean tan poco subjetivos como las viejas (¡ojalá pronto lo sean!) oposiciones. Pero ese no es un problema de cambio jurídíco, sino de cambio moral. /
Profesor de Filosofia del Derecho de la universidad de Palma de Mallorca.
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