Gadafi se esfuerza por estrechar relaciones con Argelia y Tunicia
El dirigente libio Muamar el Gadafi ha desencadenado una nueva ofensiva diplomática destinada a romper su aislamiento en el seno del mundo árabe. Una de sus fases consiste en examinar las posibilidades de adhesión de la Yamahiria al gran Magreb árabe, objeto de conversaciones recientes en las capitales de Argelia y Tunicia.Argel y Tunicia verían con buenos ojos la adhesión de Libia al tratado de fraternidad y concordia establecido entre las dos primeras capitales, como un modelo de buenas relaciones; pero lo cierto es que Gadafi no ha dejado de criticar duramente a los dirigentes de los otros dos países magrebíes, metiéndoles en el mismo saco de los que "han traicionado la sagrada causa de los árabes" al haber aprobado el plan de paz de Fez.
El aislamiento libio procede, en buena parte, de sus dificultades para encontrar un terreno de entendimiento con el grueso de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) que dirige Yasir Arafat. Tras sugerir a los palestinos que se suicidaran masivamente, en lugar de abandonar Beirut, el presidente de Libia ha desautorizado las decisiones del Consejo Nacional Palestino, reunido en Argel en febrero y ha ordenado días atrás la detención de un representante del movimiento palestino Fatah, al que acusa de complicidad con los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
No obstante, Argelia ha prodigado consejos de prudencia y evitado condenar públicamente a Gadafi, aun cuando éste declarara su apoyo al ex presidente argelino Ahmed Ben Bella, quien supuestamente recibe ayuda financiera de Trípoli.
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