El volcán Etna cubre de arena negra las playas de Sicilia

"Etna: aumenta el miedo". Así tituló ayer, en primera, a cuatro columnas, el diario más importante del país, Corriere della Sera. Y después de esta información la situación se ha agravado de nuevo con un hecho curioso y sorprendente. De la boca central del volcán más loco del mundo ha empezado a salir una arena negra que, transportada por un fuerte viento caliente, ha enlutado la bellísima ciudad de Tahormina y ha hecho cambiar de color a muchas playas sicilianas, que se han teñido de oscuro.

Ya en la jornada del domingo por segunda vez en los casi cincuenta días de erupción, empezó a escupir humo y azufre y gases venenosos que obligaron a todos los técnicos a poner pies en polvorosa, mientras la nueva lava invadió una vez más completamente el campo de operaciones.

Ayer tuvo lugar una reunión secreta de científicos y autoridades políticas y administrativas para buscar una solución.

Ahora se empieza a decir abiertamente que, en realidad, la operación dinamitera para desviar la lava de su curso natural del viernes pasado ha prácticamente fracasado, ya que en el canal artificial el líquido incandescente se ha parado definitivamente, mientras sigue y con fuerza, a tres metros por segundo, el río natural de lava.

La última decisión ha sido la tomada ayer por el ministro Loris Fortuna, que ha optado esta vez por la solución mecánica. Una especie de máquina-monstruo a la japonesa, con un brazo de más de 50 metros de largo, empezará mañana a escarbar para seguir quitando los quintales de tierra, roca y lava seca que los 400 kilos de explosivo no consiguieron levantar.

Pero las dificultades siguen siendo muchas. Mientras en 15 días de trabajo enorme un ejército de más de 100 hombres, con toda la tecnología a su disposición, ha conseguido desbancar sólo 50.000 metros cúbicos de material, el volcán ha escupido en 40 días más de 60.000 millones de metros cúbicos.