_
_
_
_
Reportaje:

Los apellidos 'malditos' de Mallorca

El paso de los siglos no ha borrado completamente la larga historia de discriminación contra los chuetas

ENVIADO ESPECIAL En España existen todavía pequeñas comunidades étnicas: los agotes navarros -aunque acaso aquí persistan algunos pequeños elementos disgregadores-, los maragatos de León, los vaqueiros de alzada astur-leoneses, los pasiegos santanderinos, los negros de Gibraleón, que se han diluido, o que, como ya sucede en la clásica fiesta veraniega en las brañas de Asturias, se tengan que inventar (simular) la clásica boda vaqueira porque nadie se casa ya en ela fecha. Tema aparte es el de los gitanos, que siguen sufriendo todo tipo de discriminaciones y sospechas.

Es más, los restos de aquellas comunidades un día cerradas o postergadas son hoy mención obligada hasta en los libros y folletos que se reparten a viajeros y turistas. Pero eso no pasa en las guías, folletos y demás literatura oficial y ligera en el caso de los chuetas mallorquines. Muy al contrario, no se nos habla siquiera de la existencia de una antigua judería ni tampoco de las calles donde, tras ser expulsados del centro, aún viven los descendientes de los xuetes.

Más información
Los proscritos

Los 'círculos.'

Antes de proseguir con el tema chueta, parece oportuno resaltar que en la sociedad mallorquina actual (y desde la explosión turística) se ha producido un fenómeno racial doble: por un lado, la sociedad mallorquina tiene un núcleo básico que son los butifarras (los nobles); luego, a los descendientes de catalanes, etcétera, que hicieron la conquista y repoblación de las islas en tiempos de Jaime I el Conquistador, y, por último, los descendientes de los chuetas. Pero junto a ese círculo, y con la aparición masiva del turismo -de tal cantidad que el aeropuerto de Palma ocupa durante cuatro meses del año eÍser el de más tráfico de Europa y el segundo de España, tras Barajas, en el cómputo general de cada año-, se ha originado que, como anillos que circundan Venus, hayan aparecido otras dos clases sociales: los turistas y sus servidores.La pura sociedad mallorquina no tiene nada que ver con esta sociedad turística. Es más, un descendiente de chuetas (cuyo nombre tengo bien anotado, pero que callo por vergüenza ajena) me decía: "Hemos sufrido la invasión de los xarnegos (término que es hasta de mal tono aplicar hoy a los emigrantes en Cataluña), sobre todo murcianos..., y otra gente de mal vivir, que se decía en las reales ordenanzas de Carlos III..."

Les Illes, desde la antigüedad conocida, fueron invadidas por multitud de pueblos, y luego, hasta época reciente, acosadas por piratas del más variado origen. Hasta la conquista de Jaime I (1229), los grupos étnicos más numerosos eran los moros y los judíos. Esa morisma queda en las islas (sobre todo en Ibiza, cuestión presente aún en nuestros días); aunque de Mallorca son expulsados, los más o un pequeño núcleo queda como esclavos de los conquistadores catalanes. Los judíos, no obstante, no son en principio perseguidos ni expulsados, pero, como dice Porcel, pronto fueron obligados a dejar su judería por la orden de los dominicos y a irse concentrando en un número de calles, en su gueto.

Y allí comenzó la solución final. Los judíos ejercían, preferentemente, profesiones como las de prestamistas y compradores de oro, plata, etcétera, y profesiones liberales (médicos, hombres de leyes, farmacéuticos, cartógrafos, etcétera), pero también ejercían oficios o profesiones más modes tas (artesanales o menestrales), nutriendo los gremiós de las más diversas condiciones.

Mallorca nunca fue tierra pródiga en bienes naturales (el turismo es algo de nuestros días), y la clas campesina pasó grandes hambres. Fue el asaltó del Call, en 1391, su primera sublevación contra la clase señorial y aristocrática. Refugiados en el castillo de Bellver, los nobles se las arreglaron para que las iras del pueblo se volvieran contra los judíos. "Nada parece haber habido de eventual, sino de muy preparado, en el saco de lo judíos de Mallorca", dice Quadrado. "En las tiendas del Call (barrio judío) se almacenaban deudas, pagarés, además de oro, plata y alhaj as, que auguraban un buen botin". Murieron 300 judíos.

Para enriquecerse

Pero el peor de los ya muchos males se inició con el establecimiento de la Santa Inquisición, decidida por los Reyes Católicos en 1492 para exterminar a todos los judíos. Las actuaciones del Santo Oficio son innumerables. Las matanzas y quemas, continuas. Esto no es un estudio histórico, y, por tanto, en gracia al lector, no vamos a enumerar la multiplicidad dejuicios de la Inquisición. Digamos solamente que, junto con Toledo, la Inquisición española -acaso la de,mayor crueldad de la cristiandad- alcanzó su máxima virulencia tanto en el viejo reino toledano como en Mallorca.No hay duda alguna de que los santos inquisidores actuaron con mendaz conducta. Así, distinguieron entre los reconciliados (a los que no se ejecutaba en la hoguera) y los relajados, que eran entregados al brazo secular (civil) para su ejecución. Y aun dentro de estos relajados se llegaba al refinamiento de darles garrote antes de matarles (para ahorrarles el suplicio de su quema) o dejarles quemarse vivos, todo dependía de si entregaban tales o cuales bienes o dineros. Asimismo cualquier judío condenado como practicante de su religión, y si era rico o pudiente no tenía más que abjurar de su religión (previo pago de una cierta cantidad de bienes) para ser considerado reconciliado (con la Iglesia católica) y ser puesto en libertad o sufrir escasa pena de prisión. No obstante, para ejemplarizar, siempre algunos tenían que morir en la hoguera inquisitorial.

Las arcas de la Corona y las arcas de la Iglesia (más lo que se quedaran los santos inquisidores en sus faltriqueras) engordaban y, a la vez, el descontento popular era dirigido hacia las juderías mallorquinas para saqueo, flesta y noche de cuchillos largos tantas veces repetido.

La historia llega a nuestra generación madura, la que participó en la guerra civil o las que nacimos

entonces o poco después. Así, se da el caso curioso de que por los años cuarenta agentes de las SS alemanas (cuando se preveía que España podría aliarse en la segunda guerra mundial junto a las potencias nazis) llegaron a Mallorca a la búsqueda y captura de judíos o judaizantes... Está demostrado históricamente. Persona tan poco sospechosa como Perico Muntaner -de la más recia aristocracia catalanista, en cuya casa-palacio se ha rodado parte de la película Bearn- me decía: "Como historiador que ejerce un alto cargo de la biblioteca municipal de Palma, le puedo decir que es cierto que los nazis estuvieron investigando la comunidad chueta". En el mismo momento de realizar este reportaje, por la antiguajudería hay carteles (véase foto) que muestran a Hitler, brazo en alto, bajo lafirma de ese grupo ultraderechista, radicado sobre todo en Cataluña, que es la CEDADE.

Lo que sucede en nuestros días es que dentro de la propia sociedad mallorquina nadie se atreve a manifestar desprecio alguno por los xuetes públicamente. Es como algo que ellos saben que no es de recibo en el siglo XX. Y que los xuetes no desean en absoluto hablar ni los de los 15 nombres malditos. Alguno sí, como la señora Aguiló. Pero son excepciones.

Mas la realidad sigue presente en todos los órdenes -salvo en el de las matanzas-, y así cada cual, en la intimidad de su casa o su despacho, te cuenta -confidencialmente, por supuesto- que xuete viene de xya (tocino), que los judeoconversos quemaban a la puerta de sus casas para indicar que pese a la religión judaica, ellos comían cerdo. O el apelativo de butifarras a los nobles catalanes, pues ambos alimentos proceden del cerdo.

Para Luis Pomar, "soy chueta (hasta se paseaba hace tiempo con estrella de David al brazo, según algunos testimonios), y además soy el único chueta que tiene acceso a la jet society de Palma". Eso es incierto, me dirían tanto Jaume Pomar como Muntaner. No es él sólo quien es admitido, siendo chueta, por la alta sociedad, si bien no es que sea un caso general. "Soy chueta y ejerzo", me diría Luis Pomar, "pertenezco a la alta burguesía, vivo en un chalé de Son Vida (por cierto, con guarda jurado armado de pistolón). Ser chueta no quiere decir que seas judío de religión -yo soy agnóstico-, pero se es chueta por descendencia. Cuando conquistó las islas, Jaime l respetó a la comunidad judía.

El chueta se avergüenza de su condición étnica. Aún entre ellos, me decía, se consideran chuetas de oreja alta, los ricos, y de oreja baja, los pobres, o los pelucas, porque fue una comisión chueta mallorquina a ver a Carlos III -con peluca- para quejarse de la persecución que sufrían.

Para Jaunie Pomar (que nada tiene de parentesco con el otro Pomar citado), que ocupa un cargo en el Gobierrio Civil de Palma, "yo no hablaría, de una etnia pura chueta, sino de una antropología cultural. Por repulsa de los demás, practicaron mucho la endogamia -que acaba por no producir unos rasgos comunes-, y aún en nuestros días se da en sitios rurales, aunque en general el turismo ha venido a cambiar las cosas. Yo, de joven, fui insultado y motejado públicamente de chueta. Hoy a mis sobrinos nadie les llama chuetas, y más de un joven no sabe ni lo que eso significa. Lo cierto es que, pese a todo, nos queda todavía a los chuetas una hipersensibilidad y se engrandecen los pocos casos en que en la actualidad se puedan producir, al cabo de un año, en algunas manifestaciones contra nosotros.

Pomar es de la opinión de que el tema chueta (antijudaísmo) no constituye algo aislado, mallorquín: "Si se lee la obra Reflexiones sobre la cuestión judía, de Sartre, se da uno cuenta de que hay unos trazos comunes en todos los lugares donde se ha dado".

Antes de la conquista catalana convivían en Mallorca árabes, judíos y cristianos. Fue la Inquisición la que descompuso la sociedad mallorquina, y aparece la figura del malsí, del delator. Judíos que denunciaban a judíos para verse libres de las torturas inquisitoriales..., y también para poner a salvo su dinero. En fin, es ya historia que puede leerse en cualquier libro. Pero es preciso hacer notar, añade Porriar, que ya en el siglo XIX la Renaixenga catalana cuenta con muchos nombres chuetas importantes, como Mariano Aguiló, por ejemplo. Otro tema es que los chuetas nunca se unieron para hacer frente común. Cada uno intentaba salvarse o liberarse individualmente. Cuando el sacerdote Tarongí plantea el tema en defensa de los judeoconversos, Maura le contesta: "Es una buena causa, pero ha estado muy mal defendida". Hasta hace escasos años, los judeoconversos podían estudiar en las escuelas y hasta ser sacerdotes, existían en la isla distinciones hechas por el propio clero entre curas puros y, curas chuetas.

Cuando planteo a Perico Muntaner, hijo del conde de Zavellá, el tema de que los chuetas actuales siguen sin ser admitidos ni comparten la vida social de las cla,,es sociales de origen catalán, aunc ue se trate de chuetas de alto nivel técnico o profesional, me contesta que él no cree que sea así: "Yo, personalmente, tengo amigos de claros apellidos chuetas, y jamás pienso, cuando hablo con una persona, si es chueta o no. Claro es que yo no puedo generalizar. Pueden existir casos aislados de rersonas de la alta sociedad que sigan manteniendo un cierto distanciamiento. Soy historiador y he profundizado en este tema ha ita nuestros días. Creo que a partir de 1950 la cuestión, chueta deja de tener importancia. En un trabajo que acaba de aparecer en una revista francesa, su autora, una socióloga, llega a decir que los chuetas se cambian de apellido aún actualmente. Es incierto, lo que sucede es que en Mallorca es muy frecuente que el que tiene una finca añada a su apellido el de la misma

Mostrándome viejos libros de contabilidad de sus antepasados que comerciaban mucho), me señala los nombres de sus clientes, proveedores, exportadores, etcétera, donde casi todos los nombres son chuetas. "La aristocracia jamás ha insultado a los xuetas, pues vivía y comerciaba con ellos. Eran más bien las clases bajas y campesinas las que tenían al chueta por inferior para elevarse ellos de rango".

Comunidad judía

La comunidad judía (al menos la practicante) asciende a tan sólo 120 miembros, me dice su vicepresidente, Segal.. Esta comunidad dejó de existir en 1435 y renació en 1971 gracias a su primer presiclente, Alec Kesselman. En los colegios hebreos asisten niños de 75 familias, "pero son extranjeros el 99,9%. Españoles mallorquines prácticamente no existen", puntualiza Segal.No busque el visitante ninguna sinagoga. No existen. La comunidad se reúne los viernes por la tarde en un salón de un hotel mallorquín. "No tenemos dinero para construir una sinagoga, pero ello no importa porque la casa de Dios está en cualquier sitio. El servicio religioso se hace en inglés". Como nota curiosa, apuntar que en Mallorca se edita un periódico er, inglés dirigido por un judío ncrteamericano, Harold Greenberg, denominado Majorca Dady Bulletin. También a unos 30 kilómetros de la capital hay un pequeño cenienterio judío pegado al católico. "En nuestro cementerio hay una parte que pueden utilizar si lo desear. los miembros de otras religiones". Greenberg lleva una corbata azul plagada de pequeñas banderas españolas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_