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Las economías europeas pueden alcanzar una recuperación sostenida en el primer semestre de 1984

La recuperación económica en Europa occidental, esperada con ansiedad desde hace años, puede ser un hecho en el primer semestre del próximo ejercicio. Este parece ser el mensaje más importante de la reunión anual que ayer comenzaron en París los ministros de Finanzas y Asuntos Exteriores de los 24 países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). El final del túnel es, sin embargo, bastante opaco: el desempleo continuará aumentando hasta finales de año y los países ricos acumularán hasta cuarenta millones de parados en 1984.

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Cansados quizá de hablar de la interminable crisis económica, los ministros de Finanzas de los países occidentales se sienten ahora más atraídos por los indicios positivos que presentan sus economías que por los vestigios que recuerdan la profundidad de la crisis atravesada. En este sentido, en París se habla más de las buenas perspectivas que presentan a corto plazo las economías norteamericana y japonesa, por citar los dos ejemplos más evidentes, que por la endémica situación de muchas economías europeas, comenzando por la francesa y acabando por la española.Así, los expertos de la OCDE proyectan un crecimiento general del 2% para 1983 (frente al nulo de 1982 y el 1,5% previsto el pasado diciembre), con Estados Unidos a la cabeza del mismo, siempre que la Administración Reagan llegue a la meta del 3,5% estimado. Bajo esta perspectiva, Estados Unidos podrá hacer de locomotora, junto a la República Federal de Alemania, y provocar una reactivación sostenida en el viejo continente no antes del primer semestre del próximo año.

Reorientar las políticas

Todo esto será posible si los países más importantes, especialmente Estados Unidos, confirman sus actuaciones en curso para controlar el fuerte déficit presupuestario, suavizar la fortaleza del dólar y aminorar aún más las todavía elevada tasas de interés. Se trata, pues, de modificar las políticas económicas globales y reorientarlas, en estos países privilegiados, de un monetarismo restrictivo hacia posiciones más estimulantes de la actividad.Pero esta recomendación, que todavía deberá ser aprobada por los ministros asistentes a esta reunión, y bendecida en último extremo por la cumbre de las siete potencias occidentales en Williamsbourg (Virginia) a finales de mes, será sólo válida para ese grupo de países que ha tenido éxito en sus esfuerzos para reducir la inflación, es decir ese grupito reducido de siete naciones cuya media general de inflación ha caído por debajo del 3% anual en los últimos seis meses.

La solución para el resto de países, con graves problemas todavía en ajustes de sus economías a la segunda crisis del petróleo y con tasas de inflación importantes, es continuar con la mezcla de recetas fiscales, presupuestarias, monetarias y de rentas que han permitido a otras naciones más cuidadosas salir de la crisis con cierto éxito.

Recetas para España

Para España, pues, la alegría de otros sólo puede servir para recordar que quedan momentos difíciles en el horizonte, especialmente en el frente del desempleo. España, sin embargo, se puede curar en salud. El desempleo seguirá aumentando en todos los países del área sin excepción hasta totalizar un 10,75% de la fuerza laboral, lo que se traduce en 35 millones de personas en paro en 1983 y posiblemente cuarenta a finales de 1984.Los ministros de finanzas no sólo se concentran en la búsqueda de remedios de política económica. La necesidad urgente de acabar con la tendencia hacia el proteccionismo en sus relaciones comerciales y, al mismo tiempo, estimular el comercio con el Tercer Mundo, ocupan la atención de esta sesión ministerial, en la que ya se ha escuchado una importante propuesta de Holanda para ayudar a los países en desarrollo a salir de la crisis, de forma que puedan comenzar a pagar sus deudas con occidentes.

La preocupación por alcanzar soluciones globales, de tipo económico, financiero y comercial, ha quedado reflejada en las intervenciones expuestas por los ministros asistentes. Donald Regan, secretario norteamericano del Tesoro, ha reiterado la necesidad de mantener como objetivo el crecimiento duradero y no inflacionista, la apertura de los mercados y la financiación a los países en desarrollo.

Para Regan, la magnífica posibilidad que ofrece la recuperación en curso en algunos países no debe desaprovecharse. A este respecto, el secretario norteamericano de Estado, George Schultz, no ha dejado pasar la oportunidad para recordar la necesidad de vigilar el comercio con la Unión Soviética y los países del Este, cuyo incremento puede perjudicar, a su juicio, la recuperación en occidente. Este será, en cualquier caso, un problema a analizar en la cumbre de Williamsburg, cuyos preparativos están en marcha aquí en París.

El presidente francés, François Mitterrand, recibió anoche a los principales ministros de Finanzas y de Asuntos Exteriores de occidente, a los que expuso sus tesis de cómo salir de la crisis. Mitterrand también se refirió a la agenda. de Williamsburg, cuestión que hoy será el tema de discusión en la cena que reunirá a seis ministros de Finanzas de los siete países presentes en la cumbre occidental. Francia ha declinado participar en este encuentro previo por razones de protocolo.

Hoy, comunicado final

La reunión de ministros de Finanzas y Asuntos Exteriores de la OCDE, a la que está previsto que asista Miguel Boyer terminará hoy con la publicación de un comunicado final, en el que se recogerá la recomendación para mantener una estrategia común que, contrariamente a años previos, contenga una combinación de políticas más orientadas hacia el estímulo de la actividad económica que al control de la inflación por la vía del monetarismo.Algunos expertos de la OCDE estiman que esta recomendación quedará suavizada con un urgente llamamiento a determinados países para que prosigan sus políticas deflaccionarias.

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