Puntualización de E. G. Anaya
"Ahora que está de moda Marco Polo", doña Rosa Vicente se lamenta en EL PAIS- del 26 de abril de que Anaya lance a bombo y platillo la primera edición íntegra del Libro de las maravillas, de Marco Polo. Una nota de Prensa mal leída y una solapa de libro nunca comprobada desataron las iras de la dama, porque teníamos la osadía de asegurar que nuestra edición de los viajes de Marco Polo era la primera íntegra que se publicaba en España.Para empezar, es un elogio que su documentada pluma confunda Anaya, que tiene ganado su prestigio en el campo educativo, con Ediciones Generales Anaya (EGA), una editorial con dos años escasos de existencia y un catálogo no amplío todavía, aunque de reconocida seriedad en sus publicaciones.
Documentada doña Rosa: si hubiera usted tenido a bien abrir nuestro libro, habría observado que tiene 453 páginas de texto, más otras 72 entre ilustraciones y apéndices. Por su parte, la espléndida edición de la Biblioteca Calamus Scriptorus sólo tiene 135 páginas de texto poliano, más 121 de prólogos, ilustraciones y apéndice. Usted asegura que el de Calamus es "encima barato". En realidad, el de Ediciones Generales Anaya, encuadernado en cartoné, cuesta la midad, a pesar de que aquél está encuadernado en rústica, pero con solapa, causa de tribulaciones. Y, en fin, como doña Rosa es una apasionada de la documentación, vamos a saciar su curiosidad: cuando la solapa de Calamus dice que el libro "está basado en la transcripción del manuscrito... de la Biblioteca Capitular de la catedral de Toledo", su afirmación es inexacta. La edición de Calamus recoge la sevillana de 1518 (el propio R. Benítez Claros dice en su prólogo que es el "texto de que nos hemos servido para la presente edición"), que fue reproducida por la Sociedad de Bibliófilos Españoles en 1947. Calamus se ha limitado a hacer el facsímil de esa edición, añadiéndole un prólogo de Yerasimos, publicado en Francia en 1980 y, por tanto, no estaba pensado para esta edición. Pero da la casualidad de que el manuscrito de Sevilla no es ni con mucho el mejor ni el más completo (confróntese el número de capítulos), aunque no deje de ser una rareza bibliográfica. Nuestra edición, en cambio, recoge el más completo y mejor reconstruido hasta la fecha. Las vicisitudes de su historia y reconstrucción están con pelos y señales en el apéndice de Mauro Armiño y en el suplemento Libros de EL PAIS del domingo 10 de abril, y no es cosa de repetirlas ahora.
Lo peor del caso es que todos nos hubiéramos ahorrado pluma, papel, tinta y tiempo, si la documentada doña Rosa se hubiera documentado mejor, y no ya en nuestro libro, sino en el mismo de la Biblioteca Calamus, al que sus ditirambos dedica. Lea doña Rosa el prólogo de Yerasimos y el de Benítez Claros, y verá lo triste de su documentación. Mucho nos tememos, doña Rosa, que esté usted engrosando el infinito número de los documentados de solapa. /
director de Ediciones Generales Anaya.
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