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Amintore Fanfani abrió ayer la crisis de gobierno en Italia

Juan Arias

Amintore Fanfani, después de 150 días de gobierno, se despidió ayer del Parlamento italiano con un último discurso lúcido y controlado. Las viñetas de los periódicos le presentaban ayer como un parado que acepta un solo trabajo, aludiendo a que se prepara a suceder a Sandro Pertini en el palacio dell Quirinal, sede de la Presidencia de la República.

Enrico Berlinguer, secretario general del partido comunista, le definió como el político capaz "de resucitar siempre". Paradójicamente, su Gobierno ha caído bajo los golpes de un partido, el socialista, que le ha reservado los mayores elogios en el momento en que le ha obligado a retirarse para poder celebrar elecciones anticipadas.Ayer, Bettino Craxi, secretario general socialista, responsable de una cuarta interrupción consecutiva de la legislatura, respondió a las acusaciones que se le hacen diciendo que existía ya un clima de elecciones que se hubiera prolongado irresponsablemente hasta noviembre. Su partido está preparando toda una serie de asambleas para responder a quienes lo acusan de ambigüedad. Esta vez las acusaciones les llegan a los socialistas sobre todo de la Democracia Cristiana, que ha preparado este eslogan electoral: ¿Confiaría usted su dinero a quien no le dice cómo lo va a invertir?, refiriéndose al hecho de que los socialistas no dicen si tras las elecciones seguirán o no gobernando con la Democracia Cristiana o si se acercarán al partido comunista.

La hora socialista

Craxi, por el contrario, ha dado a entender que ya al principio de la legislatura que está muriendo la situación estaba madura para que un socialista asumiese la jefatura del Gobierno. Craxi recibió ya una vez la investidura del presidente de la República para formar Gobierno, y no lo consiguió por la oposición comunista.Esta vez las cosas podrían cambiar. Es la primera vez que el partido comunista se presenta a las elecciones contra la Democracia Cristiana y no contra el partido socialista. El mismo Craxi dijo ayer que, después de años de duras polémicas, las relaciones entre ambos partidos de la izquierda están mejorando. Y -es que, en este momento, el enemigo común de comunistas y socialistas es el nuevo secretario democristiano, Ciriaco de Mita, a quien ayer Berlinguer definió como hombre astuto e inteligente.

El diario Il Manifesto salió ayer a la calle diciendo que estas elecciones podrían ser el primer paso hacia una alternativa política seria en este país para "rehacer el rostro de una democracia ya casi irreconocible". Y añadía que desearía poder seguir saliendo a la calle hasta el día en que pudiese publicar la siguiente noticia a toda página: "Por fin la Democracia Cristiana pasa a la oposición".

¿Qué piensa de esta afirmación?, preguntó ayer este periódico a un colaborador muy directo de De Mita. "Que soñar no es pecado", respondió.

Sin embargo, los tres mayores partidos -democristiano, comunista y socialista- advierten que tienen esta vez un común enemigo: los votos nulos y las abstenciones, que, conjuntamente, podrían crear incluso el mayor partido del país, con la consiguiente pérdida de prestigio para los verdaderos partidos políticos.

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