Durísimos ataques a la derecha del vicepresidente del Gobierno en su primera intervención electoral
El vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, destapó ayer la caja de los truenos en Toledo, en su primera intervención electoral, al romper la tónica de discretos enfrentamientos verbales que los dos grandes partidos, el PSOE y la coalición, AP-PDP-UL, venían manteniendo hasta ahora. Alfonso Guerra dirigió durísimos ataques contra sus adversarios políticos, en uno de los cuales llegó a comparar a la coalición conservadora con la organización terrorista argentina Triple A, mediante un juego de palabras que la gente aplaudió con entusiasmo.
El mitin celebrado ayer en Toledo significaba la participación electoral del vicepresidente del Gobierno. Nada más llegar al parque donde tenía que celebrarse el acto, Guerra comentó a los periodistas que su presencia en Toledo no era debida a las tensiones internas que el partido en el Gobierno ha sufrido en esta provincia, a raíz de la nominación de José Bono como candidato a la presidencia del Gobierno autónomo de Castilla-La Mancha, sino a que "Toledo es una ciudad importante, muy bonita y con gran actividad cultural", y también "para que nadie pueda decir por ahí que nos descomprometemos de la campaña, aunque no nos gusta organizar romerías de ministros como si salieran de excursión".Fue José Bono -quien, al igual que los demás candidatos socialistas, gustaba de decir en los mítines, hasta ayer, que "nosotros no atacamos directamente a nadie ni descalificamos a nuestros adversarios"- el primero que se arrancó contra Alianza Popular, diciendo que ni siquiera había recogido los restos del pasado, sino los peores desperdicios de la dictadura", y que su líder, Manuel Fraga, era "un hombre furioso", que realizaba "actos furiosos", y que ello, "en consecuencia, le imposibilita para gobernar un ayuntamiento, una diputación, un Gobierno autónomo o un Estado; ni siquiera su propio partido".
Poco después, Alfonso Guerra, coincidiendo con el inicio de una intensa lluvia -que aprovechó para decir: "Podéis abrir los paraguas, que Fraga no está por aquí-, aclaró que él no iba a hablar como vicepresidente del Gobierno ni como vicesecretario del PSOE, "sino como un militante más". Y vaticinó una tormenta interna en la derecha española el mismo día siguiente a las elecciones, el 9 de mayo. "Existe la idea", dijo Guerra, "de que estas elecciones no son autonómicas y municipales, sino unas segundas legislativas. Por eso los que se quedaron sorprendidos el pasado 28 de octubre, porque nuestra barrida fue espectacular -risas y aplausos de la gente-, no hablan nunca de los problemas del municipio o región que visitan durante la campaña, sino que presentan un balance catastrofista de la situación nacional española" Esto lo hacen, en opinión de Guerra, porque los de Alianza saben que con Fraga no sacan el 8 de mayo ni un voto más". Fraga, a quien definió como "una especie de Atila que anda por ahí aplastando la hierba de los pueblos que visita", no es ya el líder de la derecha.
"La gente no es tonta", siguió diciendo el vicepresidente del Gobierno, "porque recuerda que el Fraga de ahora es el mismo que fue ministro durante muchos años, el mismo que arrancaba los teléfonos cuando le molestaba una llamada o el mismo que cuando recibía críticas de algún periódico no se contentaba con cerrarlo, sino que ponía una bomba y hacía caer el edificio". Guerra debía referirse al cierre del diario Madrid, cuando Sánchez Bella era ministro de Información y Turismo y la empresa propietaria del diario tuvo que derribar el edificio para afrontar las deudas. Sin embargo, el vicepresidente prosiguió: "Un señor que hace esas cosas y ahora se proclama liberalconservador... agárrense ustedes del liberalismo que puede tener". (Nuevamente grandes aplausos de las aproximadamente 2.000 personas que no estaban viendo el partido de fútbol, a esa misma hora, y acudieron a escucharle).
Posteriormente, Guerra parodió la cancioncilla de Almirón, Almirón, Fraga campeón, en alusión directa a Eduardo Almirón, del servicio de seguridad de Fraga, acusado de haber sido uno de los fundadores de la Triple A argentina por la revista Cambio 16 y parcialmente confirmado por el ministro Barrionuevo, y añadió que los tres partidos que forman la coalición conservadora AP, PDP y UL "forman la triple alianza, la Triple A será", a lo que uno de los asistentes al mitin no pudo contener un grito admirativo de: Valiente, Alfonso, que eres un valiente.
"Calvo Sotelo, esa calamidad"
De Adolfo Suárez no dijo nada Guerra, pero a Calvo Sotelo lo describió como "esa calamidad que nos cayó encima a todos los españoles"; al PDP de Óscar Alzaga, como "esos medio obispos que van detrás de Fraga"; a Garrigues, como "uno que se cree que unas elecciones se ganan sólo con billetes verdes", y a los comunistas les acusó de "desconcertar a sus propios militantes, porque el nuevo secretario general, que imita al anterior cuando habla, ataca al Gobierno, como si el primer enemigo de la izquierda no fuera la derecha, y luego va Carrillo y dice que el PCE tiene que colaborar y pactar con nosotros". Después, el vicepresidente volvió nuevamente a "la derecha retrógada y cavernícola, que ha estado mandando y mangoneando durante tantos años que ahora, como ven que no pueden ganar, no tienen paciencia, y pueden situarse fuera de la Constitución, junto con esos a los que mañana (por hoy) les van a dar la sentencia definitiva". Finalmente, Guerra pidió a la gente que no se abstuviera, que votara socialista, y arrancó los últimos aplausos acalorados cuando se refirió a José María Ruiz-Mateos, "que se creyó que le podía estafar y plantar cara a un Gobierno respaldado por 10 millones de votos. Y nosotros le dijimos: "Pues muy bien; todo lo que tienes, para el pueblo".
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