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Extremadura, en permanente abandono

Dominada por UCD de una forma prácticamente absoIta, la política municipal extremeña ha dejado como herencia importantes mejoras de infraestructura en multitud de pequeños municipios y una situación de defensa ante problemas de sequía que hace cuatro años no existía. Frente a eso se presenta, como elemento negativo, un absoluto abandono de la defensa urbanística de las ciudades y una exigua tarea en el terreno cultural.

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Las disensiones internas de UCD, especialmente fuertes en Extremadura, han sido un continuo obstáculo al trabajo de los municipios. Hasta las últimas elecciones, el mapa político extremeño mostraba un absoluto dominio de los centristas, aunque su respaldo popular había disminuido algo entre las elecciones legislativas de 1977 y las de 1979 y algo más en las municipales. Éstas, dejaron alcaldes centristas en más de la mitad de los municipios extremeños, incluyendo en el lote a todas las ciudades importantes de las dos provincias, con las únicas excepciones de Mérida y Don Benito, ambas con alcalde socialista.La gestión municipal arranca con una desastrosa infraestructura en toda la región, fruto del antiguo abandono que ésta ha sufrido. Casas ruinosas para los ayuntamientos, carreteras poco menos que intransitables en algunas zonas, escuelas con goteras y sin mobiliario, red sanitaria por debajo de lo imprescindible, y un 50% de pequeños municipios sin agua corriente son datos que sirven para presentar el cuadro de la necesidad que Extremadura tenía de una política municipal acertada, que hiciera habitables sus pueblos.

En este sentido, las dos provin cias, pero muy especialmente Cáceres, han recibido un fuerte im pulso. En Cáceres, el hecho de que la Diputación recibiera con normalidad las cantidades correspon dientes al canon de compensación por la energía, y la buena coordinación con el Gobierno Civil y los municipios, han servido para que el trabajo de los jornaleros del campo acogidos al empleo comunitario no cayera en saco roto Prácticamente no quedan pueblos sin agua, se han asfaltado e ilumínado muchas calles, y la cobertura sanitaria se ha mejorado, a pesar de que siga siendo deficiente. Badajoz, con una Diputación mucho más pobre, no ha podido experimentar el mismo avance, y en esta provincia el dinero del paro comunitario se ha gastado casi siempre inútilmente, como ha oeurrido en Andalucía. Pese a todo, también en esta provincia ha habido mejoras que no se pueden olvidar, en especial en lo que se refiere a la lucha contra la sequía.

La situación de Badajoz y varias otras ciudades de la provincia ante el peligro de una sequía era de total indefensión, y eso se tradujo en que hace dos años las restricciones alcanzaron momentos en que sólo se podía disfrutar del agua durante dos horas diarias. Muchos pueblos de la provincia recibieron el agua por camiones cisternas. Dos años después de aquello, la situación es francamente mejor. La construcción de una planta potabilizadora del agua del Guadiana, en Badajoz, y las obras de captación de aguas subterráneas se presentan como realizaciones útiles, que colocan a la provincia en una situación menos vulnerable ante la falta de lluvias. La culminación de la residencia sanitaria de Mérida ha sido otro de los logros de la provincia en este tiempo. Tanto para esto como para muchas otras de las realizaciones, Extremadura ha sido bien empujada por el paso por ministerios como los de Sanidad o Educación de Sánchez de León, Rovira Tarazona y Juan Antonio Ortega.Caos ubanístico

Frente a esto se presenta como un grave defecto, de consecuencias irreparables en muchos casos, el casi absoluto abandono de la gestión urbanística. La especulación y la construcción sin licencia no han sido problemas en que los gestores centristas hayan querido entrar, salvo raras excepciones. El deterioro urbanístico ha sido notable: hermosos pueblos de la comarca de la Vera y de otras se han visto asaltados por la construcción desordenada de casas levantadas por emigrantes retornados, y su valor estético ha quedado completamente destruido. En Cáceres, capital, el suelo es escaso o no existe, y se soluciona el problema echando abajo casas antiguas y construyendo otras modernas sin respeto por el conjunto arquitectónico. En este sentido, el PCE hizo una importante aparición, oponiéndose a la destrucción de la casa de las Chicuelas, de más de 100 años de antigüedad, y que una urbanizadora había comenzado a derribar para sustituirla por un bloque moderno.

Con el apoyo de Bellas Artes, el PCE consiguió salvar la casa de las Chicuelas tras una larga polémica. Pero, por desgracia, aquello fue excepción. Respecto a Badajoz, sólo posee dos parques de dimensiones aceptables, y se construye desordenamente. Los planes urbanísticos son algo prácticamente desconocido en la comunidad autónoma.

El capital que podría haber acumulado UCD por su buena gestión en la mejora de infraestructura, que ha provocado casos tan curiosos como el de las Hurdes, donde las carreteras locales son excelentes y contrastan con el mal estado de la nacional, que conecta a la provincia con Salamanca, lo ha perdido en parte por su abandono en el terreno urbanístico; más aún, por la extraordinaria conflictividad interna del partido. Las querellas internas de los grandes personajes de la UCD extremeña han cubierto con frecuencia los periódicos, han dado una mala imagen del partido y han llegado a hastiar a la opinión pública.Por lo que respecta al PSOE, la gestión de su alcalde en Mérida ha puesto la nota diferente, respecto a sus colegas de UCD, de una mayor preocupación cultura¡, campo éste que también se encuentra en el déficit de la administración centrista. También en Olivenza el alcalde socialista ha conseguido una buena nota ante sus conciudadanos al apoyar decididamente la iniciativa de que en las escuelas se estudie el portugués. Olivenza fue portugués hasta 1814, y en el siglo y medio que desde entonces ha transcurrido el portugués no se ha borrado completamente, sino que subsiste como lengua de uso alternativo con el castellano. Olivenza siente el portugués como patrimonio cultural, testimonio de su pasado, y no quiere perderlo.

En cualquier caso, la vida municipal no ha sido apenas escenario de lucha política en Extremadura, y cuando lo ha sido se ha debido casi siempre a las disensiones internas de UCD, que han enfrentado en muchas ocasiones a concejales centristas de un mismo municipio, pertenecientes a las distintas facciones del partido. Esa es la causa, por ejemplo, de que la corporación de Badajoz cierre el ejerjcicio sin haber aprobado sus presupuestos para el año en curso.

En los grandes temas, los partidos extremeños han ido unidos. Por ejemplo, en la lucha por la planta de pellets de Fregenal de la Sierra, aunque al final hubiera recelos y bicusaciones al PSOE de haber capitalizado en exceso una causa que era de todos.Elementos de uniónLa planta de Fregenal de la Sierra y la central de Almaraz han sido los dos grandes elementos de cohesión que ha tenido la comunidad extremeña en estos cuatro años, las vías por las que el interés por la comunidad ha llegado a muchos extremeños, inclinados, por otra parte, a ver con cierta indiferencia la vida política. Almaraz ha sido como el gran síndrome de la provincia de Cáceres. El descubrimiento de que la central de Almaraz tenía problemas, tras las fugas detectadas en la central sueca de Ringh1as, que emplea una técnica similar, fue una conmoción en la comarca, que tiene su núcleo en Navalmoral de la Mata, cuyo alcalde centrista no dudó en manifestarse decididamente por la paralización de la central. El conocimiento de que no existe plan de evacuación de la zona, habitada por 52.000 personas en un radio de 20 kilómetros, aumentó la tensión en la comarca.

En Cáceres, todo el mundo se pregunta para qué necesita esta provincia, que consume el 80% de la energía hidráulica que viene produciendo, una central nuclear que, además, ha presentado problemas en su funcionamiento. Ello, cuando el País Vasco, altamente necesitado de energía, rechaza con violencia la central de Lemóniz, ha servido para que se desarrollara no sólo el interés autonómico, sino la curiosidad del extremeño por la vida política, de la que generalmente se siente bastante despegado.

Almaraz es, quizás, el gran tema aplazado para los próximos cuatro años. La central sigue funcionando al 50% de su potencia, con permiso especial. El PSOE -que se comprometió ante los extremeños en la campaña electoral del pasado mes de febrero y prometió paralizar la central hasta haber resuelto los problemas de la misma y haber preparado un plan de evacuación de la zona- ha decepcionado en sus primeros pasos en este sentido, y ya se sabe que está preparando el uranio para cargar el segundo grupo. Mientras, 40 alcaldes de la comarca reclaman para sí los beneficios que produzca la central, lo que hace suponer que habrá tensión en un futuro próximo. El PSOE propone que los beneficios sean para la Junta autonómica.

En definitiva, Extremadura siguió sin mucho interés su política municipal, y las últimas elecciones dejaron la sensación de que, como en ocasiones anteriores, se habían seguido pautas marcadas fuera de la región. Hoy, Extremadura espera las elecciones municipales y autonómicas con una falta de apasionamiento que puede explicarse por la realidad -aún patente, a pesar del papel en este sentido de Almaraz y Fregenal- de que el sentimiento autonómico aún es muy tenue.

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