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Las autoridades polacas detienen a más de 30 sindicalistas

La convocatoria de manifestaciones ilegales para el Primero de Mayo y el encuentro de Lech Walesa con dirigentes de la comisión coordinadora provisional (TTK) del sindicato independiente clandestino Solidaridad han despertado nerviosismo e inquietud en las autoridades polacas. El Gobierno anunció el sábado por la noche la detención de más de 30 militantes clandestinos de Solidaridad y el desmantelamiento de emisoras secretas, pocas horas antes de que el cardenal primado, Jozef Glemp, apelara ayer en Varsovia al diálogo y la reconciliación nacional.

Esta intensa actividad política y policiaca viene motivada por la convocatoria de una manifestación paralela para el Primero de Mayo realizada por la dirección clandestina de Solidaridad, primera actuación del sindicato tras más de cuatro meses de tregua.Los líderes clandestinos de Solidaridad califican de burla de los derechos de los trabajadores las celebraciones oficiales y, como hace un año, tratan de celebrar manifestaciones paralelas. La coincidencia de la fiesta con un domingo alimenta la esperanza de la Solidaridad clandestina de conseguir, dada la concurrencia habitual a las misas dominicales, un número importante de manifestantes en el centro de Varsovia. Las autoridades han reaccionado a este anuncio con la detención de más de 30 militantes clandestinos de Solidaridad y la clausura de varias imprentas y de una emisora de frecuencia modulada que funcionaba esporádicamente.

El anuncio de estas detenciones lo hizo la televisión polaca el sábado por la noche, días después de que Lech Walesa burlase a sus vigilantes y se encontrase secretamente con los dirigentes de la TKK clandestina. La policía reaccionó con la detención e interrogatorio de Walesa, su mujer, Danuta, y su chófer, Mieczyslaw Machowski, que fue puesto en libertad tras 24 horas de retención e interrogatorios en las dependencias policiales de Gdansk.

El encuentro de Walesa con los clandestinos hizo sospechar en un primer momento que hubiese sido incluso tolerado por las autoridades. Walesa podría influir con su posición moderada sobre los hombres de la clandestinidad. Sin embargo, parece que la escapada de Walesa fue realmente un producto de la habilidad del ex presidente de Solidaridad, que se hartó de anunciar por teléfono que iba a Varsovia para participar en una misa con motivo del aniversario de la sublevación del gueto. El teléfono, intervenido por la policía, sirvió para despistar a sus vigilantes y hacerles bajar la guardia sobre Walesa, que presume de ser "el hombre más vigilado de Polonia después del general Jaruzelski".

A pesar de su encuentro con los clandestinos, Walesa sigue en su casa de Gdansk como un líder carente de operatividad, controlado continuamente, sin masas a su alrededor y desconectado de la Solidaridad clandestina, salvo su esporádico encuentro de hace días. A pesar del aislamiento, Walesa se entrevistó ayer durante media hora con el primado polaco, Jozef Glemp, con quien charló, según fuentes religiosas, sobre los interrogatorios policiales a que fue sometido la semana pasada.

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Coincidencia de intereses

Los planes de manifestación para el Primero de Mayo despiertan inquietud no sólo en las autoridades, sino también en la jerarquía católica, que teme se ponga en peligro la anunciada visita del Papa, prevista para mediados de junio.

El régimen polaco puede utilizar la visita papal para desmovilizar todavía más a los residuos de resistencia con el argumento de que el viaje sólo se realizará si el orden reina en el país.

En este punto se produce, una vez más, una coincidencia entre los intereses de la jerarquía eclesiástica y las autoridades gubernativas. El cardenal Glemp, en un sermón pronunciado ayer durante una misa al aire libre en el centro de Varsovia, apeló al diálogo y la reconciliación.

El primado lamentó los intentos infructuosos de la Iglesia y dijo que Polonia se encuentra ante un año decisivo: "Cristo puede ayudar a abrir las puertas, no sólo las de las cárceles, sino también las de los corazones, cerrados a cal y canto, de nuestro prójimo".

Al final de la misa, los asistentes levantaron los dedos con el signo de la victoria y cantaron la vieja canción religiosa de los tiempos de Polonia dividida, que concluye con la frase: "Devuélvenos, Señor, la patria libre".

En otro punto de la capital polaca, unas trescientas personas trataron de manifestarse al margen de las celebraciones oficiales con motivo del 40 aniversario de la insurreción del gueto judío de Varsovia. Los manifestantes, entre los que se encontraban algunos destacados personajes de la oposición, fueron disueltos por la policía.

El único superviente del gueto que todavía reside en Polonia, el médico Marek Edelman, no pudo asistir. La policía le obligó a per manecer en su casa en la ciudad de Lodz. Edelman, que estuvo afilia do a Solidaridad, se negó a participar en las celebraciones oficiales porque, dijo, que en la insurrección del gueto se había luchado por defender la dignidad humana

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