ET y la política socialista
MANUEL MOLINASiguiendo la moda obligada de analizar la política ejecutiva de un Gobierno después de sobrepasar los dichosos y celebérrimos cien días de haber accedido al poder, señala el autor de este texto que se quiere referir, de una forma un poco especial, a la actuación que se ha seguido con respecto a la integración -palabra desgastada inútilmente- del minusválido en la nueva sociedad igualitaria, a la que se pretende llegar con lo que se ha dado en llamar cambio.
El problema es muy complejo, puesto que en los esquemas mentales de nuestros políticos -léase Gobierno-oposición- la problemática del minusválido no entra en cuanto a considerarla dentro de los intereses políticos y prioritarios, sino que se considera como una problemática social que está ahí y que, por suerte para ellos, ni siquiera les salpica.Hablando en cristíano, cuando la archidiscutida conferencia de Prensa de nuestro presidente González con motivo de los primeros cien'días de Gobierno dio lugar a sesudos editoriales en nuestra Prensa y a rasgaduras de las vestiduras de los políticos de la oposición, ninguno de los aproximadamente cien periodistas que acudieron a la Moncloa hizo pregunta alguna sobre qué había hecho el Gobierno socialista con respecto a la problemática del minusválido, y aunque esto no quita responsabilidad al Gobierno, ya que se debió tener en cuenta a la hora de informar a la opinión pública, sí demuestra que a. los compañeros de la Prensa asistentes a dicha conferencia les importa un pepino cómo se va a paliar la marginación de un millón y medio de personas aproximadamente; pero claro, era evidente: entre los compañeros de la Prensa acreditados en la Moncloa no había ningún minusválido.
Cuando la oposición -léase Manuel Fraga- se arranca y nos monta el show de turno, acusando a nuestro Gobierno de incompetencia, ineptitud y escandalizándose, entre otras muchas cosas, de que se intentara contribuir a paliar el paro con la facilitación de la contratación temporal por parte de las empresas, de la ambigüedad de la postura del Gobierno ante el problema OTAN, etcétera, y diciendo que íbamos a parar a un tercermundismo político y otros epítetos con los que él acostumbra a obsequiar al personal ("¡cráneo privilegiado!"), es que Fraga no considera tercermundismo, por lo visto, que haya minusválidos muertos de asco en sus casas por no tener un puesto escolar, al ser rechazados sistemáticamente por los directores de los centros normales; no considera tercermundismo que, aunque exista una ley de 1970 por la que cualquier empresa debe tener en su plantilla, como mínimo, el 2% de trabajadores minusválidos, siempre que ésta tenga más de cincuenta obreros, no se haya cumplido esta ley hasta ahora; no considera tercermundismo el que exista un paralítico cerebral con un coeficiente intelectual superior a 130 en un aula de educación especial entre oligofrénicos, mongólicos, autistas, etcétera; y seguro que tampoco considera tercermundismo que sigan en vigor leyes tan paleolíticas como la que nos impide a los maestros minusválidos acceder al cuerpo estatal.
En las listas electorales
Con esto -sin eximir de responsabilidad al Gobierno socialista, toda la que le pueden dar los cuatro meses escasos- podemos ver claro que la leal oposición está incumpliendo uno de sus principales postulados, como es el de ayudar a que el Gobierno gobierne sin dejarle olvidar su obligación para con todos los sectores sociales de la nación. Pero, claro, es evidente que en la oposición tampoco hay ninaún minusválido fisico que lleve al Parlamento interpelaciones que obliguen al Gobierno a legislar al respecto, haciéndose implícitamente culpables de esa escasa actividad parlamentaria de que acusan a los socialistas.
Es responsabilidad del Gobierno poner en práctica el programa del PSOE en cuanto a integración del minusválido, pero también es responsabilidad suya admitir a minusválidos dentro de sus diferentes estamentos orgánicos y dar oportunidad de acceder a cargos parlamentarios, presentándolos con valentía dentro de las listas electorales, puesto que hay minusválidos preparados que pueden desempeñar estas funciones.
Para información de mis compañeros minusválidos y de alguna madre afectada por el problema, debo decir que en el PSOE hay un grupo de minusválidos que, dentro de los servicios sociales, está luchando para que la marginación del minusválidos sea asumida y contrarrestada.
Pero, de todas formas, a los minusválidos se nos ve en la actualidad cómo a un ET, que con nuestro aspecto peculiar hacemos manifestarse ese sentido de la estética, de lo convencional, que está en las mentes de nuestros congéneres, tanto de derechas como de izquierdas, y que cuando ese ET -extraño ser- tiene la ocasión de manifestarse y ser escuchado por ellos, hace que de ser incómodo pase a ser peligroso, puesto que en lugar de decir: "Mi casa..., teléfono..., sed buenos.... estaré siempre aquí...", dice: "Integración ya..., igualdad social..., acceso a la política..., estaré dando la lata hasta que lo consigamos...", y, claro, esto, que para la izquierda es incómodo, para la derecha es inconcebible, porque en su concepto de "liberal conservador" se pasaría de la caridad por parte del poder establecido, que es lo suyo, a la rebelión de unos seres que están muy bien en los centros-gueto de educación especial -que para nuestra desgracia se siguen abriendo a bombo y platillo-, pero que su presencia en un colegio, en un bufete, en una fábrica, en el Parlamento sería algo aberrante.
Si tenemos en cuenta que llevamos. cuatro meses de Gobierno, que existe un programa que cumplir y que hay un grupo de gente que está dispuesto a que se cumpla en lo que a minusválidos se refiere, llegamos a una conclusión: démosle un tiempo prudencia¡ a nuestro Gobierno para que ponga en marcha una serie de mejoras que a nivel de educación se están elaborando, además de una campaña de sensibilización que, mediante la utilización de los medios de comunicación, lleve al ánimo de nuestra sociedad la convicción de que el minusválido es una persona exactamente igual a sus congéneres.
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