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Comienza la 'cumbre' económica australiana para conseguir un pacto social

Hoy comienza en Canberra la cumbre económica nacional prometida por el primer ministro australiano, Bob Hawke, durante su campaña electoral. Durante una semana unos 200 representantes de empresarios, sindicatos, Gobierno federal y Gobiernos estatales tratarán de ponerse de acuerdo sobre cuáles deberían ser las líneas maestras de la política económica australiana en el futuro.

La celebración de esta cumbre económica se basa en el deseo de Hawke de basar su política en la reconciliación nacional y en la reconstrucción y el relanzamiento de la economía. Durante su campaña electoral el ahora primer ministro dejó muy clara su alternativa de expansión para hacer frente a la actual crisis económica.Nadie subestima aquí la importancia de la cumbre, aunque numerosos escépticos pronostiquen su fracaso. El momento parece propicio para lograr un acuerdo. El hecho de que el índice de desempleo haya llegado en febrero al 12%, y de que 1982 haya registrado un crecimiento negativo del 2,9% -hechos que no se producían aquí desde la gran depresión de los años treinta-, debería ayudar a Bob Hawke a conseguir su objetivo de consenso. Ello no significa, sin embargo, que todo sea coser y cantar, ni que, tras la cumbre, la economía australiana vuelva a galopar libremente.

Tocar fondo

Los expertos indican que Australia ha tocado fondo y que a finales de 1983 debería iniciarse un relanzamiento de la economía bajo el paraguas de la reactivación en Estados Unidos. Sin embargo, se supone que el índice de desempleo no se va a reducir a lo largo de 1983 -incluso es probable que suba uno o dos puntos más- y que la inflación, ahora del 11%, anual, seguirá por encima de la media de los países de la OCDE, a pesar de la congelación salarial decretada por el anterior Gobierno liberal, en vigor al menos hasta junio, y de la promesa laborista de crear 500.000 puestos de trabajo en los próximos tres años. Las perspectivas son más optimistas para 1984.Bob Hawke guarda todavía en secreto cuál será su mágica propuesta para relanzar la economía a través de inversiones públicas, sin que ello dispare el déficit presupuestario por encima de los 10.000 millones de dólares (un billón doscientos mil millones de pesetas) -un 22% de los gastos previstos- ni la inflación. Debe tenerse en cuenta que el déficit presupuestario previsto, sin inversiones, es de 9.600 millones de dólares ( 1,3 billones de pesetas aproximadamente).

Donde no parece probable conseguir un acuerdo es en el tema salarial. Los empresarios han dejado ya claro que no quieren saber nada de incrementos salariales antes de fin de año, a la vez que no aceptarán una subida tras su deseada congelación de 12 meses. Por parte sindical, el objetivo no está tanto en romper ahora la congelación como en disminuir el desempleo y reimplantar un sistema centralizado de revisión salarial para todo el país. Ligada de alguna forma a la tasa inflacionaria, todo ello de acuerdo con el pacto firmado entre sindicatos y laboristas durante la reciente campaña electoral.

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