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Por la libertad de información

El secuestro de un número de Cambio 16 no constituirá una sorpresa inesperada para los demócratas españoles. En los estertores de la dictadura y en los difíciles años de la transición democrática, Cambio 16 sufrió en carne propia los golpes y las mordazas que suelen acechar a quienes se empeñan en defender uno de los derechos humanos fundamentales: el derecho a conocer, a poder saber y contrastar los datos de la realidad que nos rodea.Con la instauración de las libertades democráticas en España, pensábamos que el camino para defender en la práctica ese derecho a informar y a ser informados que recoge la Constitución estaba, por fin, libre. Desgraciadamente, la realidad nos demuestra cruelmente que esto todavía no es así y que los reflejos democráticos de los españoles deben mantenerse vivos si no queremos que la libertad real y cotidiana quede reducida a una pura entelequia en manos de grupos sociales o institucionales dispuestos, hoy como ayer, a defender un derecho de pernada sobre las facultades del Estado.

Junto al derecho de información, la Constitución democrática española defiende el derecho al honor y a la imagen pública de todos y cada uno de los ciudadanos. Y nosotros somos los primeros en sostener cada día en este periódico, de la primera a la última página, esa defensa de los derechos individuales, base de la ideología democrática y liberal que sustentamos.

Dentro de ese mismo espíritu, Cambio 16 se limitaba a publicar un documento-informe sobre un personaje, Eduardo Almirón, que ha sido denunciado ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU como responsable de un sinnúmero de delitos cometidos por una de las organizaciones más miserablemente criminales, más negadoras de la democracia, más opuestas a todo lo que pueda significar, en lengua española, libertad y dignidad, como es la autodenominada Triple A argentina.

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( ... ) Al parecer, los españoles no pueden enterarse de datos internacionalmente asequibles y conciernientes a la vida reciente de quien tiene entre sus manos nada menos que la custodia del jefe de la oposición española.

( ... ) No es en absoluto casual que sea en el entorno de Fraga donde tengan su origen o su amparo semejantes iniciativas contra la libertad de expresión de los españoles. Esa es la trayectoria fraguista, su talante, su proyecto político y su compañía.

Pero, por lo mismo que el ex ministro de Franco se esmeró en amordazar la Prensa y la opinión de sus compatriotas, nosotros nos sabemos en la obligación de reproducir el texto secuestrado. No lo hacemos en absoluto como un reto al poder judicial -cuyas decisiones acatamos y acataremos siempre-, sino porque creemos que los lectores tienen derecho a conocer una información notablemente significativa (... )

9 de abril

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