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LAS OPERACIONES POLICIALES EN MADRID

Prosigue el rastreo policial en el norte de Madrid sin detenciones en la zona

Inspectores del Cuerpo Superior y miembros de la Policía Nacional, reforzados por la tarde por fuerzas de la Guardia Civil, continuaron ayer el rastreo de diversas zonas de la barriada de Peña Grande (urbanización Saconia, parque Nueva Zelanda y Dehesa de la Villa), situada al norte de Madrid y prolongación del área controlada durante los días anteriores.A diferencia de otros días, ayer no hubo portavoz policial de la operación, por lo que los informadores carecieron de datos globales y oficiales del desarrollo de la misma. Dicho portavoz ya anunció el jueves pasado que no facilitaría más información, en protesta por el tratamiento informativo dado a la operación.

Por la tarde, se produjo un espectacular despliegue policial para rastrear la zona de la Dehesa de la Villa, en tomo a las calles de Artajona y de Ochagavía. Por otro lado, unidades especiales de la Guardia Civil realizaron rastreos en las inmediaciones de la localidad segoviana de Riaza.

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A las nueve de la mañana, alrededor de 100 inspectores del Cuerpo Superior de Policía y 200 policías nacionales se agolpaban en las inmediaciones de la comisaría de Ginzo de Limia, centro neurálgico de la operación durante estos tres días, en espera de que se les informase del destino a cubrir. Comunicada el área a batir, algún grupo policial vio retrasada su salida porque, al carecer de un mapa de Madrid, no sabían cómo dirigirse al objetivo.

Un mandamiento

Según fuentes del Gobierno Civil, citadas por Efe, para el registro de una vivienda, cuyo propietario negó el acceso a los agentes, fue necesario recurrir a un mandamiento judicial. Sin embargo, en la práctica totalidad de los casos no hubo que recurrir a dicho método ni recordar que la ley Antiterrorista posibilita el registro sin mandamiento judicial previo.

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En los cerca de medio centenar de registros a los que EL PAIS pudo asistir ayer en la urbanización Saconia -con cerca de 10.000 viviendas, según un comisario-, no hubo necesidad de recurrir a ninguno de ambos supuestos, toda vez que los vecinos, más que acceder, invitaban a los agentes a entrar.

La presentación de los agentes solía ser similar: "Mire, venimos mirando las viviendas por lo del secuestro. ¿A usted le importa que pasemos?" A lo que el vecino respondía invariablemente: "Si quieren pasar, pasen", o "no, claro que no". En ocasiones se establecía una verdadera esgrima de florituras corteses. El vecino preguntaba: "Si quieren ver esta habitación". El inspector replicaba: "Si no es molestia..." A veces, la mera visión de los agentes bastaba para, que sin esperar a la petición de los mismos el morador interrogara desde la puerta: "¿Pasan o se quedan?"

La presencia de dos canes custodios de un chalé, que no cesaban de ladrar, disuadió a los inspectores de entrar en el mismo, si bien escudriñaron el interior del mismo a través ventanas: "¡Cualquiera entra ahí. ¿Está tu amo?". El descubrimiento de que algún chalé supuestamente deshabitado en el que había vestigios de que era usado para pernoctar, provocó momentos de tensión, desenfundamiento de pistolas incluido, hasta que se comprobó que no había nadie en el interior.

Una anciana desdentada, tras enseñar su destartalado chabola a los policía, se apiadaba de la labor policial y decía: "¿En qué guarida estará que hacen levantarse temprano al publico".

Muchos inspectores coincidian en que la única operatividad del despliegue podía estar en que se provocaran movimientos de los secuestradores fuera de las áreas peinadas, ya que confesaban que el rastreo distaba de ser exhaustivo.

Controles en las salidas de Madrid

Un comisario, que valoraba positivamente la confianza exhibida por el vecindario para abrir las puertas a los agentes, temía que ésta fuera utilizada por los delincuentes para, fingiéndose agentes, franquear las puertas de las viviendas y atracar.

Fuerzas de la Guardia Civil es tablecieron controles en todas las carreteras de salida de Madrid con el objetivo de impedir la posible fuga de los etarras localizados en la capital de España, y que como consecuencia de las últimas operaciones policiales tratarían de abandonar la ciudad por cualquier medio.

Los controles, relativamente rigurosos, provocaron atascos y retencíones en las carreteras, considerablemente concurridas de automovilistas por la salida del fin de semana. En uno de estos atascos quedó atrapado un autobús fletado por el PSOE, en el que viajaban varios dirigentes del partido gubemamental y unos cincuencta periodistas, con el secretario de información, Pedro Bofill.

El autobús, que viajajaba a Zaragoza para asistir al acto que el presidente del Gobierno, Felipe González, presidirá hoy en esta ciudad con motivo de la celebración del cuarto centenario de los ayuntamientos democráticos, estuvo retenido dos horas y media.

Críticas de Carrillo

Santiago Carrillo dijo ayer que le parece "un mal procedimiento en un sistema democrático ocupar militarmente una barriada", en relación con los registros domiciliarios de la policía en la zona norte de Madrid. "Si esto lo hubiera hecho Fraga, se hubieran levantado cientos de críticas", añadió Carrillo. el diputado comunista participó ayer en Zaragoza en un mitin contra las bases y la OTAN.

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