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'El Lebrijano' celebra el reencuentro de las culturas árabe y andaluza

Juan Peña, El Lebrijano, que acaba de presentar en Sevilla su espectáculo Reencuentro, y que lo hará hoy y mañana en el Palacio del Progreso, de Madrid, ha dicho que "en la historia que nosotros contamos, que relata la invasión de los moros, la expulsión y sus consecuencias, no hay vencedores ni vencidos, sino un reencuentro con las raíces comunes de ambas culturas". Con Juan Peña colaboran seis profesores de orquesta del Conservatorio de Tánger.

La obra, escrita y dirigida por el propio cantaor y por Manuel Fernández Flores, constituye una utilización dramática de los indudables lazos de unión entre las culturas árabes y andaluza y, más concretamente, entre el flamenco y la música andalusi.Su origen está en los recitales conjuntos que El Lebrijano viene dando desde hace dos años con la Orquesta de Tetuán, con notorio éxito, si bien a última hora -y por discrepancias artísticas y comerciales- los músicos de Tetuán han sido sustituídos por otros seis profesores del Conservatorio de Música Árabe de Tánger.

La improvisación es el principal defecto de este espectáculo, que carece de guión dramático y que se reduce a una sucesión de coplas y bailes flamencos y árabes. No obstante sus limitaciones, Reencuentro se ve con agrado y expresa bien el proceso histórico de opresiones, convivencia, rupturas y apertura de nuevas comunicaciones que se han producido a lo largo de, siglos entre las dos culturas en escena. Es, en definitiva, la cita en escena de dos culturas milenarias.

La cruz y la media luna

De esta forma, con la cruz y la media luna como símbolos enfrentados que al final se fusionarán y un juego simple de luces y sombras, Juan Peña, El Lebrijano va desgranando sus cantes con letras de queja ("que pena de don Rodrigo", por soleás de Triana), recibiendo las réplicas correspondientes de Hassan Mennadi. El reencuentro se va viendo inevitable y culmina con interpretaciones paralelas de ambos, cada uno en su idioma, para las mismas canciones.Junto a El Lebrijano y la Orquesta de Tánger intervienen Enrique de Melchor, a la guitarra, y las bailaoras Carmen Vargas, por parte cristiana, y Alsul Fatima, por la árabe, ambas desaprovechadas por una concepción decorativa y auxiliar del baile. La notable rigidez del montaje no ha impedido su éxito de público, atraído por el carisma del artista de Lebrija, la novedad del espectáculo y, en el fondo, la existencia real de un sustrato común entre las dos músicas representadas.

En Madrid, este nuevo espectáculo de Juan Peña, El Lebrijano se estreno ayer y permanecerá en el Palacio del Progreso, hoy y mañana, en sesiones de 19.30 y 23.00 horas.

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