Maroy obtiene la confianza en medio de incidentes parlamentarios
Los diputados franceses concedieron su confianza al primer ministro, el socialista Pierre Mauroy, por 323 votos contra 155, en una sesión parlamentaria marcada por sucesivos incidentes, en la madrugada de ayer.En el momento de explicar el voto negativo, el diputado naogaullista (RPR) Robert-André Vivien dijo de Mauroy que "esperábamos a un primer ministro y nos hemos encontrado a un manipulador, un fullero, un ilusionista, un irresponsable".
Los diputados de la mayoría (socialistas) abandonaron la sala como protesta. "La injuria no forma parte de las instituciones de la República, los diputados socialistas no han creído su obligación escuchar hasta el final lo que es una provocación", explicó Pierre Joxe, presidente del grupo parlamentario del PS.
Un nuevo incidente estalló poco después, cuando el diputado comunista Guy Ducolone espetó a Vivien: "¿Quién es usted, un mercenario o un canalla?". En esta ocasión fueron los diputados de la oposición los que abandonaron la sala.
Los representantes del partido comunista expresaron sus reservas con el programa de austeridad presentado por Mauroy, aunque a la postre dieron su voto positivo; no sin antes advertir que se opondrían a la gobernación del país mediante decretos-leyes, si no se tenían en cuenta algunas de las enmiendas presentadas por los comunistas para realizar la labor de Gobierno. Se trataría de la primera oposición frontal de los comunistas al Gabinete, en el que tienen a cuatro miembros.
Pese a la aprobación del plan de austeridad presentado por Mauroy, los primeros sondeos de opinión pública difundidos sobre el tema muestran que la población francesa no cree en el éxito de tales medidas, basadas en el restablecimiento de los equilibrios exteriores de Francia. Esto llevaría, se dice, a un aumento del paro y de la inflación.
Tradicionalmente, los planes de austeridad son mal acogidos por los franceses y, en especial, por los asalariados, quienes se consideran los principales perjudicados.
En esta ocasión, el plan de austeridad se presenta a la sociedad por un Gobierno de socialistas y comunistas, lo que coloca a los sindicatos en una posición de ambigüedad.
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