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Mauroy presentó las nuevas orientaciones de política general en Francia

El primer ministro francés, Pierre Mauroy, presentó ayer en la Asamblea Nacional francesa su plan de política general que prevé la creación de 10.000 nuevas empresas este año. El proyecto parte de las nuevas orientaciones económicas y financieras operadas durante los últimos días (tercera devaluación del franco y plan de austeridad). El Gobierno empleará el método del decreto constitucional para aplicar gran parte de la política económica, destinada a convertir a Francia en "la gran potencia industrial que debe ser". Mauroy recalcó que no cederá en lo tocante a la limitación de la exportación de divisas.A pesar de las críticas o dudas expresadas en los últimos días desde las filas de la mayoría gubernamental, Mauroy defendió ayer su política general fundándose en los argumentos tradicionales: la política realizada por la izquierda desde que llegó al poder en mayo de 1981 es buena "y debe ser mantenida". La fase del rigor "es transitoria" o, también, "es un momento de nuestra política". La política del Gobierno, insiste Mauroy, "sigue basada en una voluntad de política social y en la lucha contra las desigualdades sociales". El primer ministro aseguró, igualmente, que el Ejecutivo instrumentará la política industrial que corresponde a Francia. En resumen, según Mauroy, no hay que confundir el rigor (la palabra "austeridad" está excomulgada) de la derecha y el rigor de la izquierda, "porque la derecha no tiene ambición".

Refiriéndose a la restricción de divisas impuesta a los franceses que piensan viajar al extranjero, tan escandalosamente acogidas por el país, Mauroy afirmó que .no me volveré atrás". A Mauroy sí le parece escandaloso, en cambio, que se diga que esas medidas "limitan las libertades". "De los franceses que no disfrutan vacaciones nadie se acuerda", añadió.

El gran debate sobré esta segunda fase de la política de los socialistas se ha desarrollado, de hecho, en los últimos días. Pocos franceses apoyan alegremente al Gobierno, pero la resignación es nota característica. Los argumentos de Mauroy ya no hicieron efecto. Y los sarcasmos de la oposición, por igual razón, no alborotaron a nadie. Fueron los comunistas los que, con sus aplausos mudos a la hora de sancionar a Mauroy, hicieron saber, que la política del Gobierno no es la suya.

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