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Perspectivas económicas poco esperanzadoras para los países de Europa meridional

Las perspectivas económicas de Europa meridional (España, Portugal, Grecia, Turquía y Yugoslavia) no son nada esperanzadoras; y "la precariedad" de sus respectivas balanzas de pagos continuará siendo, según se desprende del informe que hoy, miércoles, publica la Comisión Económica para Europa (CEPE), un freno para la expansión. La demanda interna, pronostica la CEPE, disminuirá este año un 10% en Yugoslavia y un 2,2% en Portugal, mientras que en España y Grecia crecerá moderadamente, en torno al 1%. La producción global también aumentará en aproximadamente un 2%, tanto en nuestro país como en Yugoslavia, donde la economía registró a partir de 1980 un período de estagnación.

El informe de la CEPE, órgano de las Naciones Unidas en el que están representados 34 países (Europa en su conjunto, más Estados Unidos y Canadá) sostiene que España y Turquía fueron los únicos países del grupo meridional que consiguieron aumentar sus exportaciones en 1982, aunque ligeramente. Ambos países registraron, a su vez, "la tasa de paro más elevada de Europa" y a pesar de que en lo inmediato no se detectan síntomas que permitan suponer un cambio de tendencia, la CEPE asegura que "el débil crecimiento de la demanda interna podría traducirse en una disminución de las tasas de inflación y en un mantenimiento de los índices de desempleo".La situación en los demás países industrializados tampoco es nada halagüeña y la CEPE es muy prudente en sus pronósticos: un crecimiento modesto del producto interior bruto (PIB) de aproximadamente un 1% en 1983 gracias al incremento del consumo privado y de las inversiones de capital fijo, así como de una mejora de la balanza comercial.

En Estados Unidos, tanto el sector privado como los medios gubernamentales, constata la CEPE, coinciden en valorar positivamente el cambio de tendencia y así, mientras la inflación era de 9,5% en 1981, a finales de 1982, apenas si llegaba al 6%. El paro, en cambio, continúa afectando al 10% de la población activa y las perspectivas de empleo no permiten presagiar una mejora sensible y continuada a corto plazo.

La caída de los precios del petróleo es, según la Comisión Económica para Europa, "el elemento más importante" ya que este año se traducirá en una disminución de los costes de producción. "El comportamiento de los precios de los crudos", afirma la CEPE, "podría dar un impulso decisivo al resurgimiento de las economías en Europa occidental, afianzando al mismo tiempo el despliegue que se observa ya en Estados Unidos".

El estudio de la CEPE, tras abogar en favor de una baja de los tipos de interés, concluye sosteniendo que "el coste de un relanzamiento abortado y de una estagnación persistente pueden ser tan elevados que los Gobiernos deberían utilizar una política presupuestaria estimulante".

Situación en los países del Este

Dentro del capítulo relativo a los países del bloque socialista, la primera constatación de la CEPE es que las exportaciones de los países occidentales hacia la Unión Soviética crecieron durante el pasado año en un 7% en volumen, mientras que las importaciones alcanzaban el 0%. El producto material neto (PME), por su parte, aumentó, según el estudio, un 2% durante 1982, siendo uno de los objetivos de los planes quinquenales de las economías de los países del Este el lograr un crecimiento del 3,3% para el año en curso.Los márgenes de maniobra de los países socialistas continúan siendo "muy escasos", dado el progresivo incremento de la deuda en moneda convertible y en rublos, la degradación de sus respectivas balanzas comerciales y las dificultades, cada vez mayores, para obtener créditos o poder exportar productos competitivos. La Unión Soviética, sin embargo, es un país menos tributario del exterior que los demás.

La industria, que progresó en más de un 2% en 1982, continúa siendo el motor principal del crecimiento en los países de bloque socialista. En agricultura, los resultados fueron durante el pasado año más bien mediocres y para lograr los objetivos fijados por el plan (8% en 1983) sería menester un esfuerzo similar al de la década de los setenta.

El informe es más bien escéptico en cuanto a la posibilidad que los países de Europa oriental tienen de relanzar sus respectivas economías. "Sería menester", dice el estudio, "una expansión superior al 5% anual en 1984 y 1985, lo que supondría un salto significativo, ya que durante el período 1981-1982 fue inferior al 2%".

No obstante, el dinamismo de las exportaciones de los países del Este logró que en su conjunto la balanza de pagos corriente registrase un superávit de unos 5.000 millones de dólares en 1982 contra un déficit de 6.000 millones en 1981. Este revés ha permitido un reembolso de parte de la deuda a los países prestamistas. La deuda externa en moneda convertible de los países del Este, traducida en dólares, habría disminuido en unos 8.000 millones desde finales de 1981 y en la actualidad se situaría, según las últimas estimaciones, en unos 63.000 millones de dólares.

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