Los ejemplos de Francia y Grecia
Un colega de la mañana se extiende en prolijas consideraciones para salvar la cara al socialismo europeo en su doble fracaso. Dice EL PAIS, al glosar el plan de austeridad con el que se intenta completar la tercera devaluación del franco, que "Ios objetivos más ambiciosos enunciados después del triunfo electoral quedan postergados para más adelante", cuando de lo que se trata no es de una postergación, sino del pago de la factura por haber postergado inicialmente la economía en beneficio de los objetivos políticos del programa. Los daños a corto plazo son menos importantes que los perjuicios a largo ocasionados en el funcionamiento del sistema.La fidelidad de EL PAIS al modelo de economía socialista es notable. "Las tarifas de los servicios públicos", dice, "se incrementan sin contemplaciones con el fin de ahorrar varios millones de francos al Estado y cortar el déficit de las empresas públicas". Estas empresas, por su condición no privada, están, a lo que se ve, exoneradas del imperativo de la productividad para equilibrar sus balances y asistidas del privilegio de imponer sus precios por delegación del poder político. El contribuyente no tiene escapatoria: o paga el precio mayor, independientemente de la calidad del producto o servicio, o paga un mayor impuesto para que la empresa pública rnal gestionada abreve en el caudal del presupuesto.
En los Gobiernos que conviven a uno y otro lado del Pirineo hay paralelismos notables: ambos llegaron al poder no por su propio impulso, sino por el desgaste de Giscard en un caso y la volatilización de UCD en el otro; ambos han producido un clima de desasosiego profesional y de retroceso económico; ambos están divididos en fuertes tendencias contrapuestas y dirigidos por un líder conciliador, incapaz hasta hoy de marcar una dirección firme. Pero también hay diferencias de fondo: mientras Mitterrand sabe que hay carpetas intocables y se alinea inequívocamente en el aparato militar occidental, el Gobierno de Madrid, quizá por su bisoñez, juega a estar y no estar en la Alianza Atlántica.
Las tribulaciones económicas y políticas de los griegos también encuentran explicación en el recetario de EL PAIS. El grave traspié de Papandreu se justifica con el recurso a la situación heredada. Así, se dice que "las nuevas estructuras políticas no han conseguido imponerse a una situación dominante que ha mantenido el poder desde que terminó la guerra mundial y que ocupa puestos importantes, resortes económicos y Prensa militante". Peligrosísimo argumento, por su virtualidad de bumerán. El socialismo español dispone de todo cuanto EL PAIS echa en falta para el socialismo griego.
La raíz de la crisis en los dos casos, francés y griego, es la misma: el socialismo, como proyecto de estatalizar los bienes de producción, ha dejado de ser viable en la sociedad competitiva, tecnológica y abierta de nuestro tiempo. La doble experiencia debería resultar útil al socialismo español.
, 4 de abril
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.